11 Jun
11Jun

A todos nos gustan las sandías, pero esta jugosa, dulce y refrescante fruta a veces nos juega una mala pasada, ya que por su forma y textura es difícil saber a simple vista si está o no lista para comer.

A veces la cortamos antes de tiempo y otras nos pasamos del tiempo óptimo, pocas veces logramos acertar, por eso hoy te enseñaremos como elegir una sandía óptima para ser comida.

Fíjate en estas señales la próxima vez que quieras una sandía y te comerás la sandía más deliciosa y en su punto óptimo de maduración. 

Por la mancha de tierra

  

La mancha amarilla (o de tierra) es el lugar con el cual la sandía tocaba tierra mientras maduraba. Una sandía madura debe tener una mancha de color amarillo oscuro o incluso amarillo anaranjado, pero no blanco. 

Por la pequeña red

  

Estas manchas no muy bonitas en la sandía indican que las abejas tuvieron mucho contacto con el ovario frutal durante la polinización. Cuanta más polinización haya habido, más dulce es la sandía.

Por el género

  

Los granjeros dividen las sandías en «niños» y «niñas». Los «niños» tienen una forma más alargada y su sabor es más acuoso. Mientras que las «niñas» son más redondas y dulces.

Por el peso y volumen

  

Es mejor optar por una sandía no muy grande pero tampoco muy pequeña. La talla óptima es la mediana. Hay que recordar que una sandía buena siempre es bastante pesada para su tamaño.

Por el tallo

  

Un tallo seco siempre indica que la sandía ha llegado a la madurez necesaria. Si el tallo es verde y fresco, la fruta aún no está madura.

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