A esta planta, se la utiliza tradicionalmente como protectora del hígado ya que actúa como un buen antiinflamatorio y ayuda a este órgano a regenerarse. Asiste en la prevención de enfermedades del hígado y de la vesícula biliar (hepatitis, cirrosis, hígado graso o insuficiencia hepática).
Físicamente esta planta puede llegar a los 2 metros de altura, su tallo es robusto y suele terminar en una flor púrpura y rosa con grandes pinches en forma curva que acaban en espinas. Es hermosa. Sus hojas son grandes y con manchas de color blanco en su superficie, de forma lobulada.
El cardo mariano, actúa sobre el hígado protegiéndolo de las toxinas, estimulando el crecimiento de nuevos tejidos y limpiándolos casi completamente. Y a la vez, estimula la producción de la sustancia “glutatión” que desintoxica las células del estómago, el hígado y los intestinos.
También se utiliza para reducir los niveles de colesterol, disminuir los dolores menstruales, reducir el hierro en el organismo, combatir la diabetes, mejorar la dispepsia. Sin embargo, esta planta, tiene sus contraindicaciones. Por su alto contenido de nitratos, si se ingiere la parte aérea de la planta, puede causar alteraciones intestinales como vómitos, náuseas o diarrea.
En personas hipersensibles o alérgicas puede provocarle reacciones del tipo eczema. Si se la combina con otros fármacos puede ser tóxico para el cuerpo, por eso si se desea comenzar a ingerir cardo mariano, es importante que nuestro médico lo sepa. Para obtener sus beneficios, se pueden buscar complementos o preparados que contengan su principio activo, que es la silimarina.
También se puede ingerir la tintura madre de cardo mariano que pueden usarlo personas sanas, pero que está contraindicada para personas que padezcan alcoholismo. Asimismo, se pueden triturar sus semillas y consumirlas, y de esta manera el organismo logrará asimilar más fácilmente sus principios activos. Ir descubriendo lo que la naturaleza guarda para nosotros para poder darles un uso sabio es un honor y un placer.
La naturaleza no conoce de límites políticos ni geográficos, solo crece y se multiplica en pos de un equilibrio en la biodiversidad. Es por eso que es muy importante que la cuidemos y que sepamos reconocer el valor en ella, volviendo a la naturaleza, para cuidarnos y cuidarla.