Lo vemos y lo sentimos. Últimamente asistimos perplejos a un ensañamiento importante hacia todo aquello que desde esta página, y tantas otras, defendemos.
La visión holística, que incluso la ciencia moderna aplaude, visión de la Salud; la búsqueda del autoconocimiento; el compromiso de adquirir la propia responsabilidad ante las circunstancias que se generan en nuestras vidas; la libertad de elegir cómo queremos pasar por esta vida y por la enfermedad, parece que molesta…
Empezaremos por las acusaciones, y podemos dividirlo claramente en dos grupos, si ganas dinero o no con esto.
Resulta curioso, que en las librerías de todo el mundo, los primeros puestos de libros de no ficción sean de esta temática… O sea que leer leemos, muy, muy por encima de la media del resto de la población…
Continuamente asistimos a seminarios, conferencias, talleres, es decir estamos en continua formación, muy, muy por encima de la media del resto de la población…
Carne de secta…. Se da la circunstancia, aunque se quiera obviar, que en este nuevo ciclo de personas que están decididas a vivir de otra manera, si hay un hecho que destaca, es la apertura mental y de paradigmas, examinado creencias y dogmas de TODAS las religiones y filosofías, algo absolutamente contrario al funcionamiento de una secta. ¿Existen? Claro, siempre lo han hecho, pero no es la corriente mayoritaria ni de lejos.
Respecto a las personas que viven de esto, absolutamente como en cualquier profesión del mundo, existen defraudadores, y personas que se creen con la verdad absoluta (de estos hay muchos en el lado de la acusación…).
Si hablamos de la efectividad de los tratamientos, de la misma forma que la medicina oficial no ha conseguido que las personas dejen de morirse por enfermedad, este tipo de terapias tampoco.
Y no por ello dejamos de acudir al médico, simplemente tenemos el derecho, y yo diría que la obligación de ser ACTIVOS en nuestra recuperación, y en el mantenimiento de nuestra salud, informándonos y aportando lo que, desde nuestra libertad personal y criterio, consideremos.
Como estamos absolutamente convencidos de la capacidad intelectual de nuestros lectores, no vamos a señalar a nadie, solo pondremos de manifiesto una serie de hechos y seguro que podrán obtener sus propias conclusiones, como siempre hacemos, le pese a quien le pese.
Si cuando salgo del dentista y acabo las muestras gratuitas de colutorio que me ha regalado, que le han regalado, decido hacer enjuagues con agua, sal y tomillo (que contiene el mismo principio activo que el colutorio comercial) ¿A quién molesto?
Si decido que mi vecino que profesa otra religión distinta a la que profesaban mis padres, tiene exactamente los mismos valores de amor y solidaridad que ellos, los mismos que otros que no profesan ninguna… ¿A quién molesto?
Si decido que tengo algo que compartir con el mundo y me autoedito un libro y lo distribuyo como considere. ¿A quién molesto?
Si me centro en la prevención natural de la enfermedad en lugar de hacerlo en el tratamiento del síntoma ¿A quién molesto?
Podría seguir… pero imagino que vamos pillando la idea...
Y hasta aquí, el discurso lógico y racional del que se supone que las personas espirituales carecemos.
Ahora amigos nuestros, compañeros que dejan la piel día a día en convertirse en mejores personas, en vibrar alto, en ser luz, para brillar en lo que son y para iluminar a todo el planeta, una última pregunta…
Les dejo con un poema de Goethe:
“Cabalgamos en todas direcciones
después de alegrías y negocios;
pero siempre ladran detrás...
y ladran con todas sus fuerzas.
Quisieran los gozques del establo
acompañarnos todo el tiempo,
pero el ruidoso sonido de sus ladridos
solo demuestra que cabalgamos”.
Triskelate