07 Sep
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Dice el psicólogo ruso Lev Vigotsky: <<El lenguaje interior es un lenguaje casi sin palabras, no es el aspecto interior del lenguaje externo, es una función en sí, mientras en el lenguaje externo el pensamiento se encarna en palabras, en el interno las palabras mueren al formar el pensamiento>>.

A falta de un sentido cualquiera que sea el ser humano se adapta y adapta sus pensamientos… el asombroso aumento de la percepción y la inteligencia visual que aporta el aprendizaje del lenguaje de señas nos revelan que existen en el cerebro posibilidades insólitas, una casi ilimitada serie de recursos del sistema nervioso cuando se ve forzado a adaptarse a una situación nueva.

David Wright, un escritor sordo, expresó su impresión al enfrentarse por primera vez a la visión de otros sordos utilizando el lenguaje de señas que él no conocía: “La confusión aturde los ojos, los brazos giran como aspas de molino en un huracán. El silencioso y enérgico vocabulario del cuerpo: aire, expresión, porte, forma de mirar; las manos despliegan su mímica, un pandemonio absolutamente fascinante, empiezo a darme cuenta de lo que pasa, ese blandir de manos y brazos, coribántico en apariencia no es más que un código, una convención.”

Oliver Sacks cuenta en su libro “Veo una voz” que veía una anciana de 90 años que movía las manos como tejiendo en movimientos complejos y continuos, su hija explicó que estaba pensando, que pensaba por señas, la anciana podía incluso en sueños hablar por señas, soñaba en señas.

Las vibraciones que los sordos profundos son capaces de experimentar pueden convertirse en un sentido accesorio, el desarrollo de la percepción de las vibraciones como un sentido auxiliar guarda ciertas similitudes con la “visión facial” de los ciegos que usan el tacto de la cara para reconocer una especie de información ultrasónica. Los sordos congénitos viven en un mundo de silencio y mutismo continuo y absoluto, su situación y su problemática es única, es infinitamente más grave nacer sordo que nacer ciego, al menos potencialmente.

Algunas personas piensan principalmente en palabras lo que significa que sus pensamientos están formados por palabras y narraciones; otras piensan en imágenes y sus pensamientos están dominados por ellas.

Para entender como piensa un sordo debemos reorientar nuestro modo de pensar para construir frases visuales. Una persona sorda de nacimiento nunca escuchó el lenguaje hablado, procesa la información de su entorno visualmente y es más probable que también piense en imágenes.

El lenguaje de señas es el lenguaje natural de los sordos prelocutivos (aquellas sorderas que aparecieron previo a cualquier desarrollo articulatorio mínimo de la palabra y a la adquisición de conciencia de sonido; se incluye en este grupo a las sorderas congénitas) y posee las mismas propiedades que cualquier lenguaje aunque con características especiales como la gramaticalización del espacio y su expresión visuo-gestual en la exteriorización de su carácter verbal.

Los sordos prelocutivos no tienen ninguna imagen auditiva, ninguna idea de cómo suena en realidad el habla, de la correspondencia sonido-significado. Lo que es básicamente un fenómeno auditivo, ha de captarse y controlarse por métodos no auditivos. Por otra parte muestran una tendencia fuerte e inmediata a la seña que les es plenamente accesible por tratarse de un lenguaje visual.

Si una persona ha aprendido a hablar por señas como primera lengua, su mente lo retendrá y lo utilizará el resto de su vida aunque pueda utilizar también el oído y el habla sin problemas, y es que la seña es un idioma básico del cerebro. La localización cerebral del centro del lenguaje es idéntica para sordos y oyentes aunque su forma de expresión varíe.

Un oyente es acústico verbal y el sordo visuo verbal. Cuando leemos, es habitual que "escuchemos" en nuestro interior una voz. Puede ser la nuestra, o la de alguien neutro. Si se trata de un mensaje, solemos 'escuchar' la voz del remitente... al menos un 80% de la gente admite que 'escucha' una voz cuando lee.

La subvocalización o repetición mental es un hábito muy común entre los lectores. Se trata de las palabras que dices en tu mente durante la lectura y es una de las principales razones por las que la gente lee lentamente y tiene problemas para mejorar su velocidad de lectura. Investigaciones con personas congénitamente sordas con esquizofrenia aportan pruebas de un habla interna pues han encontrado que estos pacientes afirman oír voces hablando por lenguaje de señas.

Según Frith (1992) las personas sordas suelen tener capacidad para hablar aun cuando esta sea deficiente o difícil de entender, por lo que las alucinaciones del sordo pueden estar basadas en habla interna.

La clínica psiquiátrica acepta como un síntoma frecuente y hasta cardinal la presencia de alucinaciones acústico verbales en pacientes psicóticos oyentes, pero ¿Qué ocurre cuando el paciente psicótico es sordo? Las alucinaciones verbales en pacientes psicóticos sordos se manifiestan en la modalidad de la comunicación habitual de ese sujeto o incluso en su forma de pensamiento habitual. En el delirio o la demencia son comunes las alucinaciones visuales, en epilepsias que involucran el lóbulo temporal del cerebro las alucinaciones de olores son las más comunes.

Fuentes:
  • American Psychiatric Association.
  • Andrea Luschi psiquiatra argentina, dedicada a pacientes sordos.
  • Gonzalez J.C., San Juan J. Dimensiones clínicas de las alucinaciones auditivas.
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