El ojo lloroso o epífora es una situación muy frecuente que afecta a la mayoría de la población en momentos puntuales.
Existen circunstancias en las que el ojo lloroso resulta de una patología ocular o sistémica, teniendo que diagnosticarla y tratarla de forma apropiada.
La etiología del lagrimeo del ojo puede ser múltiple, por lo que se debe individualizar el tratamiento. Este último en muchas ocasiones será sintomático y no curativo, puesto que son muchos los casos de ojo lloroso secundario a ojo seco por alteración de la composición de la lágrima.
Se denomina ojo lloroso al exceso de producción de lágrima o a un mal drenaje de esta. La distinción es importante, puesto que puede suceder que a un paciente se le trate de un ojo lloroso por sequedad ocular, cuando lo que realmente padece es una obstrucción o estenosis del conducto nasolagrimal (dacrioestenosis).
Por esto es clave la realización de una buena anamnesis y exploración física, con el fin de determinar la causa del exceso de lágrima.
El síntoma característico del ojo lloroso es el lagrimeo o el exceso aparente de formación de lágrima. El exceso de lagrimeo aparente puede suceder cuando no se drena la lágrima que se produce, sin ser esta producción excesiva.
Entre los síntomas nos encontramos con:
Además, pueden aparecer otros síntomas sistémicos como se da en las patologías reumatológicas.
Las fístulas pueden debutar con la aparición de un aparente ojo lloroso, pero lo que realmente sucede es que por el ojo sale líquido cefalorraquídeo (LCR) a través de la fístula. En estos casos es importante el correcto diagnóstico, puesto que si se nos pasa por alto puede terminar en una infección (meningitis, absceso, encefalitis…) o una importante pérdida de LCR.
El ojo lloroso es un síndrome causado por diversas causas. Entre las más frecuentes encontramos:
Dado que son múltiples las causas que pueden dar lugar a la aparición de lagrimeo en los ojos, cada paciente se tratará de forma individualizada.
Tras la exploración y anamnesis, el especialista procederá a prescribir el tratamiento específico, por lo que es importante acudir al médico para averiguar la causa que produce el ojo lloroso y dar el tratamiento apropiado. Los especialistas más apropiados son, principalmente, los oftalmólogos, dermatólogos, otorrinos y reumatólogos.
Los cuadros de ojos llorosos, que derivan de la obstrucción, en muchas ocasiones deben ser intervenidos para un correcto drenaje de la lágrima. Es importante entender que en estas situaciones no existe una producción excesiva de lágrima.
Se recomienda acudir al especialista cuando se suele tener ojos llorosos.
Existen circunstancias en las que se puede prevenir o al menos reducir el riesgo de desarrollar un ojo lloroso. Entre las situaciones prevenibles consideramos:
Hay que tener en cuenta que habrá determinadas ocasiones en las que no se podrá prevenir la aparición de un ojo lloroso.
Ante cualquier duda se debe consultar con el especialista para un correcto diagnóstico y tratamiento.
Fundación René Quinton