El próximo 27 de noviembre se cumplirán 82 años de la muerte de Edward Bach, el “padre” de las Flores de Bach cuyo uso se ha expandido por todo el planeta desde que en 1983 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconociera su eficacia y recomendara a los estados miembros su utilización.
Sin embargo los 38 remedios que integran el sistema floral de Bach han sido tomados como una simple colección de elixires florales útiles tanto como medicamentos individuales que pueden usarse para tratar síntomas concretos al estilo del uso alopático de la ciencia médica cuando su verdadera naturaleza es vibracional ya que se basa en un paradigma que percibe el “organismo” como una unidad compuesta de elementos interrelacionados que constituyen un todo en sí mismo.
“Todas las mejoras importantes de la ciencia se las debemos a hombres que se despojaron de las ataduras de los conocimientos anteriores e hicieron una revisión radical y completa de lo hasta ese momento asumido”. (Dr. Cooper)
Las Flores de Bach se hallan sin duda entre los productos naturales más recomendados del mundo -incluso por numerosos médicos- dada su constatada eficacia pero lo que la mayoría ignora es que el paradigma en el que se asienta está muy alejado del que sustenta la medicina farmacológica ortodoxa o convencional. ¿Y a qué se llama paradigma? Pues podría definirse como el conjunto de leyes, instrumentos, valores morales y conceptos que comparte una comunidad humana en una determinada época. Es, en definitiva, una concepción del mundo, una manera de ver la vida e interpretar la realidad. Y es que como bien dice el biólogo Humberto Maturana “la realidad es una construcción consensuada por una comunidad donde se produce una apariencia de objetividad”.
Bach elaboró entre 1930 y 1933 doce esencias florales vinculadas con los doce terrenos zodiacales y, a continuación, cuatro más que denominó “los 4 ayudantes” en clara alusión a los cuatro elementos clásicos de la Alquimia. Un año después, en 1934, elaboraría 3 esencias más relacionadas con el Spíritus Mundi (Sulfur-Mercurius). Esas 19 esencias completarían su sistema de tratamiento. Ahora bien, en 1935 elaboraría otras 19 esencias solo que esta vez siguiendo un método diferente: extrayendo la esencia energética y la información específica de cada arquetipo, cociendo las flores en lugar de solarizándolas como hizo con las 19 primeras. De ahí que finalmente sean 38 (19 + 19) las esencias que creó.
Bach explicaría posteriormente en varios artículos que publicó en Homeopathic World que había llegado la hora de simplificar el número de remedios homeopáticos -demasiado abundantes ya en esa época- porque a su juicio sólo existen 12 doce tipos primarios de personalidad -aunque existiendo el positivo y el negativo de cada una- que delimitan la expresión humana. Así que decidiría encontrar los remedios más adecuados a cada problema de personalidad basándose en el Tratado de las Signaturas y en los trabajos del doctor Nicholas Culpeper (1616-1654) -botánico inglés, espagirista y astrólogo que escribiera en 1653 Herbario Completo y otras obras conocidas de la época- así como en los conocimientos herméticos que como iniciado en las artes kémicas poseía.
En suma, Bach supo valorar esas relaciones a la hora de elaborar sus remedios sabiendo que las plantas tienen como fuente el mismo “potencial informativo” que delimita la conciencia de todo ser vivo de acuerdo a su naturaleza primigenia e hizo uso de su conocimiento kémicono sólo para elaborar las esencias sino para determinar y establecer un modelo amparado en la Tradición que ahora puede ser explicado de acuerdo al paradigma “cuántico”. Claro que también podría decirse que la Física Cuántica es el lenguaje moderno de lo que otrora se denominó Alquimia y en el mundo vegetal Espagiria. Un conocimiento que obraba en poder de “los hermanos sabios de la raza”.
No será sin embargo hasta 1933 cuando Bach publique en Naturopathic Journal la primera síntesis de su trabajo tipológico -que denominó Los Doce Curadores- en la que explica que las conclusiones de su trabajo coinciden con la búsqueda de sus antecesores : “Lo que Hahnemann, Culpepper y otros grandes buscadores se esforzaron en encontrar es la humana reacción mental que indican esas doce personalidades y los remedios que pertenecen a cada una”. Confirmando quehabía logrado elaborar distintos remedios para los diferentes “tipos psicológicos.” Lo que explicaría en ese mismo texto así: “Hay fundamentalmente doce tipos primarios de personalidad existiendo el positivo y el negativo de cada una. Tipos de personalidad que están indicados por el signo del Zodiaco en el que se encuentra la luna en el momento del nacimiento”.
Puede parecer extraño que Bach vincule la luna con el psiquismo humano pero hoy se sabe con certeza que nuestro satélite afecta físicamente a la naturaleza, al desarrollo de las plantas, a las mareas (recordemos que es la responsable de la pleamar y la bajamar), etc., y que nosotros estamos constituidos de agua en un 80%.
Pero también psicológicamente , algo que modernamente se ha constatado por ejemplo al saberse que en luna llena aumenta el número de actos violentos y suicidios. Eso sí, afecta a unas personas más que a otras; de ahí que la sabiduría popular hable desde tiempos inmemoriales de “lunáticos”, personas en las que la luna influye de manera poderosa afectando a su comportamiento.
Pues bien, la convicción de que la luna está ligada a la personalidad es uno de los postulados básicos de la Astrología.Y para Bach es el tema central del trabajo evolutivo ya que la tendencia “lunar” se hace patente en la enfermedad, cuando entramos en crisis, ante cualquier circunstancia que nos “saca” de nuestra sensación de seguridad o cuando tendemos a buscar refugio en aquello que nos la devuelva por muy limitante que eso pueda ser luego para nuestra vida.
Pues bien, los remedios florales tipológicos elaborados por Bach -es decir, cada uno de los doce curadores– se desarrollaron para ayudar a la personalidad a seguir su camino cuando ha de enfrentarse a circunstancias que o le han desviado de él o podrían hacerlo.
Los doce curadores de Bach están pues emparentados con los doce signos zodiacales y se manifiestan con un positivo y un negativo ; o dicho de otra manera, con una manera de temer limitante y con una manera de amar que permite abrirse a lo nuevo. Son estos:
Evidentemente hay una clara correspondencia con las descripciones tipológicas que podemos encontrar en otros ámbitos de la Psicología pues como bien explica el doctor en Filología Semítica y maestro alquimista Yabir “en la Antigüedad los paradigmas de las distintas civilizaciones estaban reflejados en nomenclaturas mitológicas, en sistemas de mitos propios de cada cultura que la estupidez de tiempos postreros convirtió en panteones de deidades”. Lo que explica que el mismísimo Carl G. Jung llegara a aseverar: “La Astrología tiene asegurado el reconocimiento de la Psicología, sin ulteriores restricciones, porque en realidad representa la suma de todo el conocimiento psicológico de la Antigüedad”.
Ahora bien, lo cierto es que tras un periodo de experimentación con los “doce curadores” Bach advirtió en la práctica clínica que a veces la persona no sanaba. Fue entonces cuando desarrolló la teoría de los Cuatro ayudantes en clara similitud con los cuatro elementos de la Alquimia –fuego, aire, tierra y agua-, los “cuatro temperamentos” atribuidos a Hipócrates –colérico, sanguíneo, melancólico y flemático- y las cuatro “funciones perceptivas” de Jung: intuición, pensamiento, sensación y emoción.
Según Bach la persona que necesita esos remedios suele haberse “ acostumbrado tanto a su enfermedad que esta parece ser una parte de su propia naturaleza siendo difícil reconocer su verdadera personalidad“. Añadiendo: “Esas personas han perdido mucho de su individualidad, de su personalidad, y necesitan ayuda para evitar el callejón sin salida en el que se han metido antes de que se pueda descubrir cuál de los Doce Curadores es el necesario. Estos casos, sin embargo, no son desesperados y para ellos están los Cuatro Ayudantes. Esos Cuatro Ayudantes los liberarán del estado de estancamiento restableciendo el estado de actividad. Luego, cuando hayan mejorado lo suficiente, su individualidad retornará a ser lo que era siendo entonces posible saber cuál de los Doce Curadores será el necesario para devolverles la perfecta salud”.