05 Nov
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La Música en las Culturas Primitivas

En las culturas más primitivas, de todas partes del mundo, se consideraba que la música era una manifestación divina y que la enfermedad era un castigo de los dioses. Por ello, la música formaba parte intrínseca de los rituales mágicos para curar y exorcizar los “demonios internos”.

Tanto las tradiciones chamánicas de Mongolia, América central, Arabia o África, pasando por el Judaísmo, el Cristianismo o Tíbet, la música ha sido utilizada para sanar y transformar la salud física y mental de las personas (Goldman, Sonidos que Sanan, 1996).

La cultura griega fue una de las culturas que más aportó a este conocimiento. Pitágoras aseguraba que la música influía en el espíritu y hablaba de ella como “la medicina del alma“. “Cada cuerpo celestial, cada átomo, produce un sonido particular debido a su movimiento o vibración. Todos estos sonidos y vibraciones componen una armonía universal, en la que cada elemento, sin perder su propia función, contribuye a la totalidad”.

Platón también explicó cómo la música influía en al voluntad y Aristóteles aconsejaba escuchar o tocar música para combatir el miedo y experimentar una catarsis emocional.  Además, en la cultura Helénica, se recomendaba la  flauta para paliar la ciática y la gota.

En el siglo XVII, Robert Burton publicó un estudio llamado “Anatomía de la Melancolía” en el que explicaba cómo “las fibras del cuerpo se modificaban tras ser sometidas a la voz de un instrumento”.

Fue ya en el siglo XIX cuando surgieron los primeros estudios sobre los efectos fisiológicos de la música en el ritmo cardíaco, circulación sanguínea y respiración.

La Música en la Era Moderna

Ya en 1918 Hyde y Scalapino, científicos de la Universidad de Kansas, relataron cómo afecta la música al ritmo cardíaco a la presión sanguínea (hipertensión e hipotensión).

En España, el Doctor Candela Ardid, del Sanatorio de la Encarnación de Madrid, explicó también sus resultados en base a las experiencias con sus pacientes psiquiátricos.

En 1930 se llevaron a cabo los primeros ensayos en una clínica de New York utilizando la musicoterapia que, a través del sistema nervioso y los estados emotivos, aumenta o disminuye las secreciones glandulares que influyen sobre la circulación de la sangre y la presión arterial.

Pero uno de los hechos más significativos ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se observaron cambios notables en la salud de los enfermos de los hospitales cada vez que una banda de música tocaba para ellos.

A raíz de este hecho, en EEUU se observó la necesidad de desarrollar una ciencia que explicase este comportamiento en la salud de los pacientes y en 1994 nació la primera Formación en Musicoterapia en la Universidad de Michigan.

Cómo Afectan las Vibraciones de Sonido a la Salud

Seguramente hayas oído hablar de los controvertidos experimentos de Masaru Emoto (ver documental abajo), en los que se revela cómo el sonido y la música afectan al agua, que conserva dicha información, cristalizándose más tarde en distintas formas geométricas, dependiendo del tipo de música o del tipo de mensaje. Cuando es armónica y bella, se cristaliza en formas bellas.

Cuando la música, o el sonido, o el mensaje de las palabras es doloroso o feo, la cristalización se convierte en formas poco armónicas o desagradables. Imagina lo que el sonido puede afectar a tu cuerpo, teniendo en cuenta que somos un 70% de agua.

También existen pruebas que pues ver en youtube sobre el modo en que las frecuencias y vibraciones musicales componen formas geométricas en la arena.

En Tíbet se usan estos bellos instrumentos los cuencos tibetanos, para modificar la estructura molecular de las personas enfermas pues, de la misma forma que ocurre con los experimentos de Masaru Emoto, se considera que la vibración de los cuencos genera estructuras armónicas y bellas propias de un cuerpo saludable.

Por otra parte, los ultrasonidos (frecuencias muy agudas) tienen grandes aplicaciones en medicina. Por ejemplo, se utilizan para destruir cálculos de riñón, vejiga o vesícula…

Esto nos da una idea clara de que, sin lugar a dudas, las frecuencias y los sonidos tienen un impacto más que real en nuestro cuerpo y nuestras células.

Aplicaciones de la Música en la Salud

Platón decía que “la música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”. La música tiene un poder extraordinario para influir en nuestro estado anímico y también en nuestro cuerpo físico (como hemos podido comprobar).

La voz y el canto son una parte esencial de ese potencial extraordinario.

Cantar en grupo tiene un efecto de cohesión social impresionante.. ¿Has cantado en un coro alguna vez? Si todavía no lo has hecho, es una propuesta que deberías considerar, pues no solo “quien canta sus males espanta” sino que, además, se produce una magia inexplicable cuando se canta en grupo. Se produce una unión, una cohesión, una comunión con el resto de personas difícil de explicar con palabras o conceptos racionales. Es, simplemente, una experiencia creativa y de unión espectacular.

Cuando se canta en coro (en grupo) uno siente que que es todo y nada a la vez, pues la propia voz forma parte intrínseca de ese sonido general pero, al mismo tiempo, se diluye, se difumina, igual que el ego. Uno experimenta (con el hemisferio derecho del cerebro) la unión, la unidad, ya que es la voz del conjunto la que compone el todo.

Las autoras del libro “The Music Within You” (1998) “la garganta es un puente físico entre la cabeza y el corazón y, por lo tanto, un instrumento para desarrollar la relación entre la mente y las emociones”.

También es importante tener en cuenta que, dependiendo de las cualidades sonoras o vibraciones de ciertos instrumentos, estos pueden tener un efecto en nuestro cuerpo y nuestras emociones, tranquilizante o estimulante.

Las campanillas, el arpa, la flauta, el oboe o el piano, entre otros, tienen un efecto tranquilizados para las emociones. En cambio, la pandereta, las trompetas o los tambores son estimulantes.

Teniendo en cuenta los experimentos de Emoto, las palabras también pueden tener repercusiones drásticas en nuestra salud. Las palabras de amor, bondad, alegría, etc (o las palabras de odio, rabia…) perduran en nosotros más de lo que creemos y tienen un impacto a largo plazo más mucho más importante de lo que pueda parecer a primera vista.

Por todo esto, nuestro consejo es que cuides muy bien qué tipo de música escuchas y qué efectos produce en tu cuerpo y tu mente. También debemos medir cuidadosamente las palabras que utilizamos cada día, incluyendo nuestro diálogo interior, pues como hemos visto, tienen un poder mayor del que pensamos.

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