La neumonía pulmonar es la inflamación del parénquima pulmonar causada principalmente por una infección, cuya principal etiología es por virus, bacterias u hongos.
Las neumonías pulmonares pueden requerir ingreso hospitalario en grupos de riesgo, o cuando hay un mal control de la enfermedad, de forma ambulatoria.
La neumonía pulmonar es una infección con afectación del pulmón, en concreto, de los espacios más distales, donde se produce el intercambio gaseoso. Es por esto una entidad que puede evolucionar a una insuficiencia respiratoria grave, pudiendo poner en peligro la vida del paciente.
Cualquier persona podría padecer una neumonía pulmonar, pero los que mayor riesgo tienen son las personas mayores de 65 años y menores de 5 años, así como pacientes con factores de riesgo como puede ser:
En estos casos es muy importante tomar medidas preventivas que van desde las medidas de distanciamiento al empleo de potenciadores de la inmunidad, vacunación, etc.
En la mayoría de las ocasiones, la neumonía no es una patología grave, pero debido al gran número de afectados en un año, el número de defunciones puede rondar entre los 3000 y los 9000 fallecidos, dato no es nada desdeñable, además de producir cerca de 100.000 ingresos por esta causa.
Es una enfermedad con una mortalidad global de cerca del 5%. Y en los cuadros con ingreso en cuidados intensivos, aún es mayor, rondando el 20 – 30%. Son datos importantes, siendo la primera causa de muerte por infección tanto en España como en el mundo.
Como hemos comentado, existen grupos de riesgo con los que se debe tener mayor cuidado y control de los procesos infecciosos, aun cuando parezcan banales, puesto que pueden evolucionar a cuadros más graves.
Se debe insistir en las posibles consecuencias de una neumonía, sobre todo en los cuadros más graves que requieren ingreso.
En la actualidad, se ha perdido cierto miedo a la neumonía. De este modo muchas de las personas de riesgo no toman las medidas apropiadas para reducir el riesgo de infección pulmonar y su progresión.
Posibles secuelas que derivan de una infección pulmonar:
Las patologías que afectan al pulmón pueden llegar a ser muy graves, y deben cuidarse por medio de la prevención y de un tratamiento precoz.
Existen situaciones en las que un cáncer de pulmón se puede confundir con una neumonía y a la inversa. Para reducir el riesgo de error es imprescindible una buena anamnesis y exploración física, junto con las pruebas complementarias pertinentes.
Esto se debe a que los síntomas y signos radiológicos son muy parecidos. Sobre todo cuando aparecen complicaciones como los abscesos, empiemas, derrames… En las neumonías, además en pacientes con factores de riesgo para cáncer como es el consumo de tabaco, exposición laboral a sustancias inorgánicas carcinogénicas, tóxicos ambientales, antecedentes familiares de primer grado…, puede hacernos pensar en un cuadro tumoral cuando simplemente es una neumonía.
Es importante realizar un correcto diagnóstico diferencial descartando en primera instancia lo más grave y pensando en lo más frecuente, para de esta forma ser más eficientes.
En los cuadros de neumonía con complicaciones se produce destrucción del parénquima pulmonar. A estas lesiones con frecuencia se las puede denominar cicatrices pulmonares, ya que los mecanismos de reparación utilizan fundamentalmente la fibrosis como mecanismo de reparación. Solo en los cuadros menores, los neumocitos tipo 2 son capaces de restaurar la casi la totalidad de la integridad pulmonar al diferenciarse en neumocitos tipo 1.
Todo esto indica la gravedad de las neumonías pulmonares, sobre todo en personas susceptibles de desarrollarlas de forma más grave. No es una enfermedad superada, que como hemos mencionado, es capaz de producir cerca de 10.000 decesos al año.
En términos generales, las neumonías no son contagiosas. Los agentes que las producen son los que sí se pueden contagiar, en particular los virus y algunos tipos de bacterias.
En el caso de las bacterias, en la mayoría de las ocasiones las neumonías bacterianas son causadas por agentes saprófitos, debido a una sobreinfección tras un cuadro de vías altas, boca séptica…
Que pueden, por aspiración o por contigüidad, descender a las vías aéreas inferiores y/o al parénquima pulmonar y causar la infección.
Los virus causantes de neumonía sí que son transmisibles, pero no en todos los casos van a dar un cuadro de neumonía en los pacientes que se contagien.
Muchos de ellos producen cuadros autolimitados, y solo en algunos casos pueden evolucionar a neumonía, siendo los pacientes con factores de riesgo los más susceptibles de desarrollarla.
También tiene que ver la virulencia y la patogenicidad del agente para el desarrollo de la neumonía, como sucede con el caso del Covid 19. Con este virus un importante número de pacientes terminan por desarrollar un cuadro de neumonía grave que puede terminar en un SDRA.
Fundación René Quinton