Comer lentamente, en un ambiente tranquilo y sin frío es uno de los primeros pasos para favorecer la digestión y evitar los molestos gases.
La razón es que el proceso digestivo está controlado por el sistema nervioso parasimpático (el que predomina cuando nos relajamos), que da la orden a las glándulas de secreción de jugos gástricos y, además, regula los movimientos de los órganos y vísceras implicados en la digestión.
Según la medicina tradicional china, el organismo está preparado para hacer la digestión mientras hay luz solar; de ahí la importancia de cenar pronto.
La introducción de un mayor aporte de fibra debe ser progresiva, ya que nuestra flora no está acostumbrada y acaba produciendo hinchazón de vientre, malestar y flatulencias.
Los medicamentos antiácidos inhiben una correcta acidez de estómago necesaria para la digestión de las proteínas, que si no se digieren forman gases.
Empezar la comida con una sopa de miso o un caldo caliente favorece la digestión. Puedes añadir vinagre de manzana, chucrut o zumo de limón para potenciar la acción de los jugos gástricos. Evita los molestos gases con una dieta equilibrada y estos alimentos específicos.
Esta raíz, fresca o en polvo seco, tiene capacidad de estimular la función digestiva pancreática y biliar si se toma al inicio de cada comida. Toma 1 o 2 rodajas cada día.
Anís, hinojo, comino, cilantro... Hervir las legumbres o cocer las coles con estas semillas contribuye a hacerlas más digestivas. Se pueden tomar también en infusión o masticar alguna de ellas antes o después de una comida copiosa.
Su acidez provoca la formación de saliva en gran cantidad, que contiene enzimas necesarias para la digestión de glúcidos y promueve la digestión de las proteínas. Un trocito al día antes de la comida.
Ambos son alimentos fermentados ideales para la microbiota intestinal. El vinagre de manzana, además, contiene ácidos orgánicos que promueven la formación de ácido clorhídrico en el estómago. El tamari aumenta la secreción gástrica, aparte de poseer actividad antimicrobiana. Toma 1 cucharada sopera al día.
Como todos los germinados, son ricos en enzimas que ayudan a la digestión. Los de fenogreco son los más indicados para combatir los gases. No dejes de tomar 1 puñado pequeño al día, siempre en crudo.
El sabor amargo ayuda a la descarga de bilis, la sustancia que facilita la digestión de las grasas. Según la medicina tradicional china, estimula además el apetito. Añade un poco de escarola a tus ensaladas.
Es uno de los alimentos estrella para tonificar el jiao medio (corresponde al sistema digestivo). Por su sabor dulce y de naturaleza neutra, no desestabiliza la energía de este órgano y lo fortalece. Disfrútala 3-4 veces a la semana.
Es uno de los cereales, junto al mijo, que mejor se digieren y el que menos residuo metabólico deja. Para que sea aún más digestivo es conveniente ponerlo en remojo unas horas. Consume arroz integral 2-3 veces cada semana.
Esta fruta tropical y la piña contienen enzimas digestivas (bromelaína y papaína) con acción proteolítica, es decir, ayudan en la digestión de las proteínas. Si escoges piña, es recomendable comerse el tallo central. Si prefieres la papaya, toma 2 rodajas al día.
Es carminativa y ayuda en la digestión de legumbres y comidas ricas en grasas. Se considera un tónico para el aparato digestivo. Se usa seca o fresca, unas hojas cada día.