La maniobra de Bragard no determina el nivel del compromiso y la no positivación, no excluye que exista la patología que pretende detectar. De todos modos, debido a su sencillez es de gran utilidad, sobre todo en lugares donde se carezca de pruebas complementarias radiológicas.
No es una prueba de confirmación diagnóstica, pero sí orientativa. Por lo que su conocimiento es de interés general en traumatología, dada su utilidad para cualquiera que se desarrolle en el campo de la salud física.
El test o maniobra de Bragard es una maniobra adicional a la maniobra de Lasègue. El empleo de ambas tiene como función principal valorar si existe compromiso del nervio ciático.
El objetivo es determinar si el dolor es de origen muscular o neurológico.
En el test de Lasègue con el paciente en decúbito supino, en posición anatómica se levanta la pierna en la que refiere el dolor con la rodilla extendida hasta los 70-80 grados. Para considerarlo positivo el dolor debe aparecer entre los 30-60 grados, ya que más allá de los 60 grados nos podemos encontrar con tensión muscular, afectación coxal o sacroilíaca.
Tras la positivación de la maniobra de Lasègue, procedemos a la maniobra de Bragard. Se desciende en unos 5-10 grados del ángulo de dolor y se procede a la realización de una dorsiflexión del tobillo, en el caso de aparecer o agudizarse el dolor, podemos considerarlo positivo.
Se puede añadir el test cruzado de Lasègue para aumentar la sensibilidad y especificidad conjunta.
Estas pruebas, una vez realizadas en su conjunto y valoradas junto con la anamnesis, historia clínica y resto de pruebas exploratorias, nos indica que existe un compromiso del nervio ciático o en alguna por donde pasan sus raíces.
En la actualidad, debido a los procesos degenerativos, este tipo de maniobras dan un importante porcentaje de falsos positivos y también de falsos negativos. Tengamos en cuenta que son de gran utilidad en el caso de los compromisos significativos de la médula o de la raíz nerviosa. Muy importantes en la exploración y de realización obligatoria, y buena sensibilidad cuando existe un claro compromiso del nervio raquídeo.
Es por esto que son muy útiles en los cuadros con clínica aguda, por estar unida a fenómeno inflamatorios que comprometen más al nervio, haciéndolo más sensible.
Son los mecanismos inflamatorios los que más agravan el cuadro; más que el compromiso nervioso en sí mismo, por darse este con menor frecuencia.
Es evidente en clínica que tanto la maniobra de Lasègue como la Maniobra de Bragard positivas pueden resultar negativas meses después consecuencia de la disminución de la inflamación. Particularmente en alteraciones musculoesqueléticas. Ya que en el caso de neuritis o patología tumoral no habrá resolución espontánea tan fácil, debido a que suelen progresar si no se trata la causa.
¿Resulta útil la maniobra de Bragard? La respuesta es un SÍ, ha de hacerse siempre que la clínica sea indiciaria.
No obstante, debemos valorarlo en el contexto en el que nos encontramos, así como el tiempo de aparición o asociación a otros síntomas o signos.
Sobre todo, se tiene que prestar atención en las situaciones donde la clínica orienta hacia un test positivo pero al realizarlo nos da negativo.
Es aquí donde debemos tener cuidado, puesto que en el caso de que sea positivo es casi seguro que se realizarán pruebas complementarias diagnósticas como RMN, EMG, tractografía por RMN, que informarán de un diagnóstico más certero.
Por lo que, ante un test exploratorio negativo, además de sumar más maniobras que valoren las raíces nerviosas en la exploración como el test con carga, caminar de puntillas o de talones, entre muchas otras, tenemos que atender al grado de cronificación del paciente.
Por ello debemos ser concienzudos en el empleo de estas maniobras.
La sustancia fundamental contiene una gran cantidad de agua fijada. En la fase acuosa del coloide se produce la difusión de los electrolitos y otras sustancias disueltas, además esto se da sin movimiento de líquido intersticial aparente.
Debemos tener en cuenta que es el medio de difusión entre los capilares y las células de nutrientes, oxígeno, desechos metabolismo celular, función de sostén y de barrera.
Es el lugar donde se desarrolla la lucha contra los agentes agresores. Por lo que las células y sustancias intercelulares que allí se encuentran, juegan un importante papel de defensa en los procesos inflamatorios.
La sustancia fundamental la podemos encontrar en fase de gel o de sol, variando de una elevada viscosidad a una fase más fluida. Este es uno de los pilares fundamentales de la correcta nutrición celular, la capacidad de difundir las sustancias nutritivas y de desecho entre las células y el sistema vascular y linfático. Regula la matriz extracelular por medio de la distribución de los nutrientes a través de la sustancia fundamental.
En la Terapia Marina se emplea agua esterilizada por microfiltración en frío y se obtiene de lugares concretos, en los que la riqueza de minerales y moléculas orgánicas la hacen ideal como elemento nutritivo e hidratante de la matriz extracelular. Debido a tener una proporción igual a la del plasma sanguíneo, y por ende a las proporciones que encontramos en la sustancia fundamental.
Es por ello que la Terapia Marina, al actuar sobre la sustancia fundamental con el aporte de elementos con carga, es capaz de influir en las funciones inflamatorias e inmunológicas. Ambas con una íntima relación en los procesos de regeneración y recuperación de los tejidos de sostén como el tejido tendinoso.
Esto va a producir una hidratación del tejido intersticial, favoreciendo el estado sol de la sustancia fundamental. Así los fenómenos inflamatorios van a poder ser regulados con mayor precisión, minimizando su cronificación para intentar frenar los procesos degenerativos.
Además de testar y tratar las patologías osteoarticulares y tendinosas, debemos tener presente siempre que testamos en un tejido vivo y ha de ser correctamente hidratado.
Fundación René Quinton