01 Nov
01Nov

Has decidido tomar las riendas de tu salud ¡Ya has dado el paso más importante! A partir de aquí empieza un camino largo pero muy reconfortante. Como dice un proverbio chino “Cuando uno encuentra el camino, solo hace falta seguir caminando”.

Y para que ese camino sea llano y soleado…

1. No hagas cambios radicales. No solo por tu salud física, sino también por tu equilibrio emocional. No quieras cambiar tus hábitos de la noche a la mañana porque no funciona. Empieza cambiando pequeñas cosas como por ejemplo no beber agua durante las comidas, no tomar fruta después de comer, tomar un gran vaso de agua en ayunas, introducir nuevos ingredientes en tu dieta… Y poco a poco, ve incorporando nuevos hábitos o suprimiendo viejos.

2. Disfruta aprendiendo. Esto también va para tu equilibrio emocional. No pongas tu energía en los resultados, saborea todo el proceso. Afronta cada reto con ilusión y verás qué bien te sientes cada vez que consigas una pequeña meta.

3. No hay normas estrictas, siéntete y sé creativo. De acuerdo, necesitamos unas bases mínimas para que la magia surja, pero a partir de ahí, adapta cada receta o cada ingrediente a tus necesidades. Si estás atento, cada vez vas a estar más sensible a cómo te sienta lo que comes, a los sabores, a lo que te pide el cuerpo… El cambio de dieta es más que un simple cambio físico es un camino hacia ti mismo.

4. Sé paciente. Y aquí me dirijo especialmente a las personas quieren curar alguna enfermedad a través de la alimentación. El cuerpo pide tiempo, son muchos años de malos hábitos o de desconocimiento, incluso comiendo súper sano es posible que le dieras al cuerpo alimentos que le estaban perjudicando. Y para sentir los cambios debes esperar y tener paciencia. En realidad esto es algo maravilloso, aprender a cultivar la paciencia es algo muy complicado en estos días.

5. Sé constante. Como todo en la vida, tu éxito dependerá de tu esfuerzo. Si solo pruebas una semana y “a medias” seguro que no te funciona. Toma la responsabilidad de cuidar de ti mismo. Y, fíjate bien en esta última frase, porque no es algo para tomarse a la ligera, es muy difícil tomar las riendas de nuestra propia salud, de nuestra propia vida. Parece algo muy obvio, pero no lo es tanto. Todos hemos pasado por algún momento en la vida en el que nos hemos sentido víctimas de las circunstancias, pero en tus manos está que le des un giro a la situación. Afronta este nuevo reto desde una perspectiva positiva y calmada, ya verás como muy pronto, los cambios empiezan a llegar.

6. Equivócate. ¡Qué bien equivocarse! No hay mejor escuela. Tampoco está mal que te enfades un poquito cuando te equivoques, salir de tu zona de confort es un buen reto para hacerlo cada vez mejor y con más ganas.

7. No te desanimes. Sobretodo cuando no veas los resultados llegar tan pronto como esperabas o cuando una receta no te quede como en la foto o, incluso, si durante un tiempo te encuentras un poco mal. Esto último merece especial atención: sentirse un poco “enfermo” es una consecuencia natural de la desintoxicación. Claro está que has de estar atento a todas esas sensaciones y sentimientos que va a despertar este cambio y, si crees que algo no va bien, no está de más que consultes con algún profesional. Pero mi consejo es que te relajes y que te tomes un tiempo para observarte.

8. Disfruta de tu libertad para elegir. ¡No faltaría más! Tú puedes decidir qué alimento quieres darle a tu cuerpo. A veces, sobretodo al principio, te encuentras con “saboteadores” que cuestionan todos los esfuerzos que estás haciendo y, la mayoría de veces, sin ningún fundamento. No te preocupes por nada, mi consejo es que no pongas demasiada energía en ellos, confía en ti. Seguro que muchos “saboteadores”, al verte brillar, tendrán curiosidad por esas cosas tan raras que has empezado a comer.

9. No todo tiene que ver con la dieta, la clave eres tú. Por muy sano que sea el brócoli, si comértelo te produce un enorme rechazo, te sentará mejor no comerlo. ¡Ojo! esta frase puede ser un arma de doble filo, pero ya somos lo bastante maduros para aplicarla con criterio, ¿verdad?. Lo mismo pasa con la actitud que tienes frente a tus alimentos, por muy sano que comas, la cantidad y la calidad a la hora de comer son clave. Cuando comas, haz un ejercicio de presencia, pon todos tus sentidos en lo que estás haciendo, observa los colores, las texturas, escucha los sonidos de tu comida al masticar, saborea calmadamente cada bocado.

10. Este cambio viene con sorpresa. Seguro que en seguida sentirás beneficios a nivel físico: mejora de tu digestión, ligereza, cambios en tu piel. Pero eso no es todo, prepárate para el “subidón” de energía, la claridad y agilidad mental, el aumento de la creatividad, la alegría, y en general un estado de lucidez y contento que incluso, al principio, ¡no sabes por donde coger!

11. Este de regalo. No estás solo. Me alegra tanto que cada día más personas sean conscientes del poder que tienen para cambiar su vida. Con la magia de Internet te vas a dar cuenta de que hay muchos como tu ahí fuera. Cuando te sientas desanimado o tengas la tentación de comer algo que sabes que no te hará ningún bien… Inspírate en Internet, entra en páginas de comida sana, participa en algún foro… Lee algún libro o relájate viendo algún documental interesante. ¡Somos muchos los que estamos aquí contigo!

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