Las cefaleas en racimo se clasifican dentro de las cefaleas trigémino-autonómicas. Se caracterizan por la aparición unilateral de cefalea junto a síntomas autonómicos (lagrimeo, inyección conjuntival…).
Las principales características del dolor en la cefalea en racimo es que este es breve, de gran intensidad y unilateral, pudiendo aparecer varias veces al día.
Estas cefaleas pueden ser clasificadas por:
CLÚSTER o cefalea en racimos | Hemicránea paroxística | SUNCT | |
Duración de los ataques | 15-180 min. | 2-30 min. | 5 seg. a 5 min. |
Frecuencia de los ataques | 1-2/día | 5-20/día | 3-200/día |
Tratamiento agudo | 02 100% y triptanes | No | Lidocaína IV |
Genero | H>M | H=M | H=M |
Prevención | Verapamilo, Litio, prednisona, neuroestimuladores… | Indometacina | Lamotrigina |
Este tipo de cefalea se caracteriza por aparecer durante varios días, semanas o meses, para posteriormente desaparecer durante varios meses.
En ocasiones, el cuadro puede no resolverse en el tiempo esperado, pasando a un estado de cronificación. El reposo no es útil en este tipo de cefaleas, algo que sí que sucede con la migraña (útil para el diagnóstico diferencial).
En la cefalea en racimo el dolor es de localización retro-orbitaria, de intensidad elevada, los ataques son diarios (1-2 por día), con una duración de entre 15-180 min.
Los ataques suelen aparecer por la noche, hasta en el 50% de los casos, dándose con mucha frecuencia todos los días a la misma hora.
Además, se asocia a síntomas disautonómicos ipsilaterales:
Las causas en la actualidad son desconocidas, aunque existen algunas hipótesis…
Es sabido que existe una alteración en el hipotálamo posterior, no tiene por qué existir un desencadenante, además, al aparecer, en muchas ocasiones a la misma hora. Es fácil pensar que la alteración está asociada a fenómenos endógenos.
Este efecto sobre el hipotálamo puede estar regulado por alteraciones en los niveles de histamina y serotonina en el SNC.
Todas aquellas situaciones que produzcan de forma intensa alteraciones del control autonómico como pueden ser los estresores, ya sean físicos, químicos o psíquicos, pueden estar involucrados en su aparición, aunque no hay nada demostrado.
No está claro que existan factores de riesgo que nos permitan prever el padecimiento de la enfermedad, salvo los comunes como son:
El diagnóstico es eminentemente clínico, es decir, con la clínica es suficiente para su diagnóstico por ser muy característica, aunque se debe hacer diagnóstico diferencial con otros tipos de cefalea.
Es importante la realización de pruebas de imagen como son la RMN, con el fin de descartar posibles alteraciones orgánicas que justifiquen el cuadro.
El tratamiento se compone de dos partes, una es el tratamiento que se inicia en la fase aguda y luego tenemos el tratamiento preventivo.
Pero en muchas ocasiones el tratamiento es ineficaz, consiguiendo solo una reducción parcial del dolor.
En la actualidad, las cefaleas en racimos son cuadros de difícil control, sobre todo por la dificultad de tener a mano lo necesario para el tratamiento agudo y por ser poco eficaces los tratamientos preventivos.
No conocer los posibles detonantes y las causas subyacentes también dificultan su control, además con el tiempo los pacientes terminan por padecer cuadros depresivos, ansiosos… que agravan aún más la situación de los afectados.
Fundación René Quinton