Hoy quiero comentarles acerca de las diferentes emociones; qué son y cómo nos afectan en el día a día. Comenzaremos por recordar que una emoción es un estado afectivo que experimentamos las personas, una reacción al medio ambiente que además provoca cambios orgánicos (tanto a nivel fisiológico como a nivel endocrinológico). Las sensaciones tienen un origen innato, y en muchas oportunidades están influenciadas por la experiencia.
Podemos decir que las emociones tienen el objetivo de adaptar a nuestro organismo a lo que nos rodea. Por mucho tiempo se consideraba que las emociones eran poco importantes, en esa época se consideraba que la parte racional era mucho más importante. Pero las emociones nos ayudan a indicar los estados internos personales, las motivaciones, las necesidades y los deseos, incluso nos ayudan a determinar los objetivos.
Desde muy pequeños comenzamos a adquirir emociones básicas como el enfado, el miedo o la felicidad. Todas las personas experimentan y viven las emociones de una manera diferente y particular, esto se basará en las experiencias anteriores, en el carácter y en el aprendizaje. Algunas reacciones fisiológicas y comportamientos que desencadenan determinadas emociones se puede decir que son más innatas, otras se irán adquiriendo a lo largo de la vida.
En término general podemos decir que existen seis categorías básicas de emociones:
1.- MIEDO
El miedo aparece frente a una anticipación de una amenaza o cuando se está en peligro, nos genera ansiedad, inseguridad e incertidumbre.
2.- SORPRESA
La sorpresa suele ser una emoción transitoria, nos genera asombro, sobresalto y cierto grado de desconcierto.
3.- AVERSIÓN
La aversión nos genera disgusto y molestias, en estos casos tendemos a alejarnos del objeto que nos genera esa sensación.
4.- IRA
La ira nos provoca resentimiento, rabia, irritabilidad y hasta furia.
5.- ALEGRÍA
Por otro lado encontramos la emoción de alegría, la que nos da gratificación, una sensación de bienestar y de seguridad.
6.- TRISTEZA
Por último, nos referiremos a la tristeza, una emoción de soledad, pesimismo y pena.
En el caso de sentir miedo las personas tendemos a buscar protección, si sentimos sorpresa nos podremos orientar y parar frente a una nueva situación. En el caso de la aversión sentiremos rechazo hacia lo que se tiene delante, la ira nos induce hacia la destrucción y la alegría nos genera que tengamos ganas de volver a vivir el suceso que nos hizo sentir bien. La tristeza nos motiva a que nos reintegremos como personas.
Las emociones cuentan con componentes conductuales particulares, son una manera de poder mostrarlas externamente. Generalmente las emociones se controlan, las basamos en un aprendizaje tanto cultural como familiar. Las damos a conocer mediante expresiones faciales, gestos y acciones, componentes que no siempre son lingüísticos o de expresión verbal, no olvidemos que existe una comunicación verbal que es muy útil e importante.
Las emociones se relacionan con los estímulos que las desencadenan, es decir, frente a una situación determinada se puede producir ansiedad, miedo, alegría. También puede suceder que la reacción emocional se asocie a una representación mental de dicho estímulo sin que se haya generado.
Pensar de forma correcta, significa mantener en orden nuestros pensamientos, dejando que vayan apareciendo y desapareciendo, que formen parte de un flujo mental. El problema es cuando se estancan, y al igual que ocurre como el agua de un estanque, cuando esa energía se estanca acaba por pudrirse. La meditación nos enseña a dejar fluir los pensamientos, dando paso a otros; para que el flujo energético siga su curso.
¿Qué sucede cuando hemos sufrido una pérdida y nos aferramos a lo que hemos perdido a través de la tristeza, el abandono y el miedo a seguir teniendo pérdidas significativas? Lo que sucede es que nos estancamos con esos pensamientos, estancamos nuestra vida, y nos quedamos en lo que nos ha producido esa situación, en ese momento. Lo saludable para nosotros, tal y como nos indica la meditación, es que vivamos ese momento, lo pasemos y sigamos con los siguientes momentos de nuestra experiencia vital, agradeciendo cada situación para obtener un aprendizaje. Esto significa vivir el presente con las nuevas emociones que nos va generando cada experiencia.
Para comprender tus emociones es imprescindible que las reconozcas, sepas darle nombre a lo que te sucede, y observes lo que te generan. Sin actuar y sin reprimir nada, y con la ayuda de las Esencias Florales puedes observar todo el proceso emocional hasta llegar a la conducta, a los impulsos y las acciones.
Cuando nuestros pensamientos giran en torno a una situación que nos ha provocado malestar, nos aferramos a una emoción. Cuando hablamos de poder soltar una emoción nos referimos a sentirla, pero sin aferrarnos a ella mediante nuestros pensamientos obsesivos.
Las Esencias Florales son de primera línea en ayudarte a sentirlas y soltarlas. Podemos ayudarte. Consúltenos.