El gran maestro zen Thich Nhat Hanh monje budista, poeta, cultivador de lotos, conferenciante, activista por la paz… nacido en Vietnam en 1926, nos revela en su libro Hacia la paz interior, la importancia no solo de existir en la conciencia plena del aquí y el ahora, sino toda una filosofía compasiva que nos lleva a estar presentes desde los ojos del corazón. Quiero compartirles lo que él denomina las 14 máximas del InterSer.
En su país natal fundó la Escuela de la juventud para los Servicios Sociales, la Universidad budista de Vanh Hanh, la editorial Le Boi Press y la Orden del InterSer. Ha impartido clases en la Universidad de Columbia y la Sorbona. En 1967 fue nominado para el Premio Nobel de la Paz.
Ha escrito más de 60 libros que se centran fundamentalmente en transmitir felicidad, reconciliación, alegría, comprensión, amor o compasión. Siempre es un placer contemplar su cara risueña, su aparente vulnerabilidad, aproximarse a su exquisita sabiduría, contagiarse de su felicidad e iluminarse con sus versos. Su obra está llena de joyas pero en esta ocasión quiero compartir con vosotros los 14 preceptos que expone en “Puerta a la compasión”:
Todo sistema filosófico guía tu pensamiento y ninguno de ellos es la verdad absoluta.
Evita ser intolerante o estar limitado a tus opiniones presentes. Aprende y ejercítate en no estar aferrado a ellas, para que puedas estar abierto a recibir las de los demás. La verdad se fundamenta en la vida no sólo en el conocimiento conceptual. Disponte a estar aprendiendo durante toda la vida y a observar a un tiempo tu realidad y la del mundo.
No utilices para ello la autoridad, la amenaza, el dinero, la publicidad o la educación. Usa en cambio el diálogo compasivo, para ayudar a los demás, a que renuncian a su fanatismo y a su estrechez de miras.
No pierdas conciencia de la existencia del sufrimiento en la realidad mundial. Halla vías para estar en contacto con los que sufren por todos los medios, incluidos los contactos personales, las visitas, las imágenes y el sonido. Utiliza esos medios en ti y en los demás, para tener presente la realidad del sufrimiento en el mundo.
No dirijas tu vida hacia los únicos propósitos de la fama, el lucro, la riqueza, o los placeres sensuales. Vive con sencillez y guarda tiempo, energía y recursos materiales para los que lo necesitan.
Aprende a penetrar en esos sentimientos y a transformarlos mientras todavía no son más que simientes en tu conciencia. Concéntrate en tu respiración en cuanto aparezca el odio o la ira, comprenderás así su naturaleza y la de las personas que te lo han provocado.
Practica la respiración consciente para volver al presente y a lo que está ocurriendo en él. Mantente en contacto con lo sano, refrescante y saludable que haya en ti y en tu alrededor. Siembra en tu ser las semillas de la alegría, la paz y la comprensión para facilitar la labor de transformación en la profundidad de tu conciencia.
Haz los esfuerzos que sean precisos por reconciliar y resolver los conflictos que se produzcan, por pequeños que sean.
No pronuncies palabras que provoquen divisiones u odios. No propagues noticias que no sepas si son ciertas. No critiques o condenes cosas de las que no estás seguro. Di siempre la verdad y habla constructivamente. ten la valentía de denunciar situaciones injustas, incluso si con ello arriesgas tú seguridad.
Por el contrario, una comunidad religiosa debe tomar una postura clara en contra de la opresión y de la injusticia y debe esforzarse en cambiar la situación, sin entrar en conflictos partidistas.
No inviertas en compañías que privan a los demás de su oportunidad de vivir. Escoge una vocación que te ayude a llevar a cabo tu ideal de compasión.
Halla todos los medios posibles para proteger la vida y evitar la guerra.
Respeta la propiedad ajena, pero evita que haya quién se enriquezca con el sufrimiento humano o de cualquier otro ser
Guarda tus energías vitales para la realización del camino. Las manifestaciones sexuales no deberían ocurrir al margen del amor y del compromiso. Cuando mantengas relaciones sexuales, se consciente del sufrimiento futuro que estas puedan ocasionar. Protege la felicidad de los demás respetando sus derechos y sus compromisos. Sé completamente consciente de la responsabilidad que implica traer nuevas vidas al mundo.
Medita acerca del mundo al que vas a traer estas nuevas vidas.