Hace unos meses os hablé sobre el miedo a la propia muerte y a partir de ese post surgió un comentario de una usuaria que ha incitado la redacción de este nuevo artículo. Así pues, hoy voy a hablar sobre el miedo a que fallezcan seres queridos.
En algún momento de nuestras vidas podemos llegar a plantearnos qué sería de nosotros si alguien importante para nosotros se muriera. Esta pregunta es algo normal, el problema es cuando aparece de forma constante y nos genera una gran carga emocional.
He tenido en terapia personas que temían por encima de todo que sus hijos, su pareja o sus padres mueran.
Recuerdo una chica que expresaba un gran temor a que muriera su novio en un accidente de tráfico y cada vez que su pareja estaba en el auto, le generaba una gran ansiedad (si ella no iba dentro del auto). Ella no tenía miedo si sufrían ambos el accidente. Su temor era que su novio muriera en un accidente sin estar con ella. Ese miedo le llevaba a sufrir ansiedad cada vez que su pareja se iba al trabajo o volvía y necesitaba que le escribiera un mensaje de texto cada vez que se bajaba del auto.
En otra ocasión visité un hombre de mediana edad que tenía un gran temor a que muriera su madre. Es cierto que la señora era de avanzada edad y tenía algún problema que otro, pero había decidido dejar de trabajar para encargarse a tiempo completo de su madre y eso implicaba que cuando salía un momento y volvía a casa, temía abrir la puerta y encontrársela tirada en el suelo sin vida. Se despertaba por las noches y abría la puerta de su habitación para comprobar que respiraba así como tener un gran temor cada vez que su madre olvidaba tomar alguna pastilla o se quejaba de algún dolor.
Otro caso es el de una madre que tenía un miedo atroz a que su hija muriera de muerte súbita. Eso le provocó que la niña durmiera con ella en la cama hasta que tuvo 5 años y por tanto, aparecieron problemas de pareja que le llevaron a la separación. Además, sobre protegía tanto a la niña que no le dejaba hacer nada o casi nada sola por miedo a que le pasara algo. A medida que la niña iba creciendo, el miedo a la muerte súbita se cambió por el miedo al cáncer y cada vez que su hija tenía algún dolor, pedía pruebas médicas que le ayudaran a descartar esta enfermedad.
El miedo a la muerte de un ser querido nos acompaña toda la vida, pero hay que aprender a vivir con esa posibilidad. Una vez nacemos, nos exponemos a nuestra propia muerte y a la de las personas que están en nuestro entorno.
Estos miedos nos llevan a conductas que nos pueden provocar problemas con nosotros mismos (ansiedad por ejemplo) o problemas relacionales como problemas de pareja, laborales o dar una educación diferente a la que tenías pensado para tus hijos.
1. Aceptar la muerte como opción: Muchas veces la gente dice que no tiene miedo a la propia muerte sino a la de un ser querido por la dificultad que supondría para la propia existencia aprender a vivir sin esa persona. No podemos luchar contra lo inevitable y de nada sirve estar todo el día pensando en si hoy será el día. Aceptar que puede pasar, pero no tiene por qué pasar es lo que puede hacer que no le demos tantas vueltas a la opción de la muerte.
2. Disfruta la vida con esa persona: A veces va bien tener en cuenta que la muerte puede estar ahí en cualquier momento para aprender a vivir la vida más intensamente con la gente que quieres. Disfruta de los momentos con tus seres queridos y aprovéchalos, pero no des por hecho que la muerte va a llegar porque entonces no lo disfrutarás. Piensa que cada día vivido es un regalo y puedes seguir disfrutando de muchos más.
3. Aprende a ser más independiente y mejora tu autoestima: Muchas veces el miedo a que mueran seres queridos se produce porque dependes demasiado de esas personas para vivir. Trata de fomentar tu autonomía y autoestima e intenta no necesitar tanto de los demás para llevar tu rutina diaria.
4. Piensa y actúa con lo que puedes controlar y mejora tu vida: A veces nos enfocamos tanto en problemas que aún no han aparecido y que no sabemos si aparecerán que nos olvidamos de las circunstancias reales. Que un ser querido muera es algo que tú no puedes controlar ni hacer nada. Lo que sí que puedes controlar es la relación que tienes con los demás y cómo es la vida que llevas. Quizás pensar en el miedo a la muerte descentra tu atención de tus insatisfacciones reales (por ejemplo el no tener trabajo o llevar una vida aburrida junto a tu pareja). Soluciona los problemas actuales en lugar de pensar en los hipotéticos.
5. Piensa de forma optimista y confía en tus recursos: Si llegara el momento en el que perdieras a un ser querido, lo pasarías mal, como todo el mundo, pero no sería tu fin. Necesitarías un tiempo de afrontamiento de la pérdida y elaboración del duelo, pero lo superarías y aprenderías a vivir con la pérdida. Recuérdate que ese día no ha llegado y disfruta de lo que tienes pensando que si algún día llega ese momento, lo afrontarás.
6. Busca unas metas vitales y céntrate en conseguirlas: Deja de vivir con el miedo a lo que no ha pasado y céntrate en hacer que tu vida valga la pena. Busca objetivos o metas para ti y también para tus relaciones sociales junto a esas personas que tanto quieres. Además, trata de no perjudicarte ni dejar de vivir tu vida por ese miedo. En el ejemplo que he puesto del hombre con miedo a la muerte de la madre, este hombre deja el trabajo para cuidar de la madre y así se pasa años, llegando a una situación económica precaria que le impide llevar una estabilidad social y personal. No permitas que cosas así sucedan, trabaja en tus objetivos personales para que el miedo no te invada.
Es igual de negativo pensar en lo que pasó y darle vueltas al pasado como pensar demasiado en el futuro incierto que no ha llegado y no sabemos si llegará algún día. Vive el presente que es lo que sí que puedes cambiar hoy y confía en tus recursos de afrontamiento y en tus habilidades de resolución.
Encarni Muñoz Silva Psicóloga sanitaria, colegiada nº 16918