16 Sep
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En todos los estudios se ha encontrado una alta correlación entre el elevado consumo de frutas y verduras y la baja incidencia de enfermedades. Desde el punto de vista de sus vitaminas son muy importantes porque más de la mitad de la vitamina A y prácticamente toda la vitamina C que necesitamos, la proporcionan las frutas.

Una buena costumbre es comenzar el día tomando fruta en pieza o en zumo natural. El agua, las vitaminas antioxidantes, los minerales, las enzimas y la fibra que contiene la fruta nos ayuda a hidratar, depurar y vitalizar nuestro organismo. Tienen un bajo contenido en calorías y carecen de colesterol. Todas las frutas y verduras frescas que consumamos son pocas.

Más de la mitad de la vitamina A y prácticamente toda la vitamina C que necesitamos, la proporcionan las frutas.

Muchas verduras también contienen vitamina C, pero al cocerlas se destruye parte de esta vitamina, de ahí la importancia de consumir fruta o vegetales crudos.

Hay que recordar que la vitamina C incrementa la asimilación de hierro, calcio y fósforo. Mientras que la falta de vitamina C disminuye las defensas, aumenta la tendencia a padecer gripes y catarros, así como anemia, hemorragias, encías sangrantes y dolores articulares. También puede causar alteraciones de los vasos sanguíneos, envejecimiento prematuro, irritabilidad y cuando su carencia es muy importante escorbuto.

A su vez la falta de vitamina A puede causar distintos trastornos como la disminución de las defensas, menor respuesta de los anticuerpos, tendencia a padecer gripes y resfriado, infecciones de las vías respiratorias, urinarias, retraso en el crecimiento, piel seca y dificultad en la cicatrización de las heridas, problemas visuales, xeroftalmía y en casos extremos de carencia ceguera nocturna.

Los zumos de fruta se tienen que tomar inmediatamente después de hacerlos, si no se quiere perder vitaminas

Cuando se toma la fruta en zumo, hay que tomar la precaución de tomarlo de inmediato. Las vitaminas que contienen los zumos recién hechos se oxidan con cierta facilidad al contacto con el aire, lo que conlleva una pérdida importante de su contenido vitamínico.

Las frutas tienen la ventaja de que se comen crudas, por lo que se aprovechan todos sus nutrientes. Su gran contenido en vitaminas, minerales, oligoelementos y nutrientes como los bioflavonoides ayudan a regular nuestro sistema inmunitario. Tienen propiedades desintoxicantes : estimulan la función hepática y renal y ayudan a mejorar la pereza intestinal gracias a su contenido en fibra.

90 por ciento de agua y 50 calorías por 100 gramos

El valor energético de las frutas es generalmente muy bajo, debido a su elevado contenido en agua (80-90%). Aportan aproximadamente 50 calorías por 100 gramos, que se derivan principalmente de hidratos de carbono complejos, casi todo en forma de de fructuosa. Su concentración aumenta cuanto más madura sea la fruta. Contienen cantidades mínimas de grasas que son siempre insaturadas y carecen de colesterol, excepto el coco que tiene una gran cantidad de grasa saturada.

Una excepción es el plátano que tiene un valor calórico de unas 85 calorías por 100 gr. y contiene hidratos de carbono, fundamentalmente en forma de sacarosa, por lo que no es recomendable para los diabéticos.

El sabor ácido de las frutas es otra de sus características. Se debe a una serie de ácidos orgánicos que no son nutrientes esenciales para nuestro organismo y que contienen las frutas. En los cítricos, encontramos ácido cítrico, ácido málico en las manzanas, ciruelas, tomate y ácido tartárico en las uvas. Ninguno de estos ácidos es perjudicial para el organismo ni dañino para el estómago, dado que no alcanzan la acidez del jugo gástrico.

El poder antioxidante de las vitaminas A, E y C

El poder antioxidante de las vitaminas A, E y C, al igual que los polifenoles, carotenoides o algunos minerales como el zinc y el selenio, han demostrado un papel importante en la prevención de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y el envejecimiento, entre otras.

Hoy se sabe que el proceso de envejecimiento así como la aparición de algunas enfermedades, se debe al efecto de los "radicales libres". Es decir, a ciertas partículas que oxidan nuestras células. Tienen un cometido útil en el caso de que nuestro organismo deba luchar contra las bacterias, pero en contrapartida son responsables del endurecimiento de nuestras arterias (arteriosclerosis). Podemos combatir los radicales libres recurriendo a una alimentación rica en verduras y frutas frescas, aceite de oliva y vino tinto con moderación. Juegan un papel vital limpiando y eliminando los radicales libres.

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