Se calcula que entre el 10 y 20% de la población general ha padecido proctorragia. Esta patología consiste en la pérdida de sangre (roja, rutilante) que se origina en una lesión ubicada en la parte baja del tubo digestivo (colon izquierdo, recto o ano).
El sangrado en esta patología ocurre con periodicidad, pero el paciente suele atribuir sus síntomas y signos a una afección benigna (hemorroides). Por lo tanto, no consulta oportunamente a un especialista.
Pero ojo; no hay que alarmarse si previamente al evento, la persona ha consumido remolacha (betabel) pues este tubérculo tiñe de rojo al evacuar. Las personas que hayan comido remolachas habrán experimentado deposiciones y orina de color rojo al cabo de unas horas. Se trata de un efecto secundario normal y totalmente inofensivo.
No se trata de sangre, sino que los pigmentos rojos de la remolacha (betalaínas, entre los que se encuentran betacianinas como la betanina y las betaxantinas), se expulsan por la orina y las heces.
Ante la duda sobre si existen hemorragias digestivas o sangre en la orina (hematuria), se recomienda eliminar la remolacha (betabel) de la dieta durante unos días y observar si se normaliza el color de las micciones y deposiciones.
En la proctorragia, el sangrado es de poca magnitud: estrías sanguíneas en la materia fecal, goteo, manchas en el inodoro o papel higiénico. También, puede estar acompañado por síntomas como dolor, ardor, prolapso u otros.
Sin embargo, también existen otras afecciones que causan pérdidas sanguíneas del tubo digestivo, como la melena. La misma, se caracteriza por la materia fecal de color oscuro (negra), viscosa y maloliente. Se trata de sangre digerida por el tubo digestivo y, por lo tanto, el origen del sangrado es alto (esófago, estómago o duodeno). La hematoquesia, en cambio, se distingue por la deposición de sangre líquida mezclada con materia fecal o coágulos.
La presencia de sangre en la materia fecal nos obliga a la consulta médica a la mayor brevedad. El origen ser muy variado, pero las características de su presentación, edad del paciente y síntomas asociados permite predecir su etiología. El profesional interrogará al paciente y solicitará estudios de diagnóstico por imágenes según necesidad.
En la asistencia médica el paciente será examinado y estudiado por medio de: anoscopía, rectoscopia, rectosigmoidoscopia, colonoscopia y otros exámenes por imágenes. La anoscopia y la rectoscopia permite visualizar el conducto ano rectal para detectar patologías como: hemorroides, fistula perianal, fisura anal, cáncer anorrectal u otras.
En cuanto a la videorectosigmoidoscopia, posibilita analizar el ano, recto y sigmoideo hasta los 30 a 50 cm del ano. Por lo cual, se diagnostican patologías como: pólipos, rectitis, cáncer, colitis ulcerosa, divertículos. También, permite tomar biopsias para el estudio microscópico.
La videocolonoscopia con sedación, por su parte, estudia todo el colon. Facilita la detección de pólipos, cáncer, colitis ulcerosa, colitis y otras afecciones.
En conclusión, la pérdida de sangre por el ano siempre es motivo de consulta médica. Ante cualquier duda, saque turno con un especialista para ser diagnosticado y comenzar un tratamiento a tiempo.
El color de la sangre puede ser un gran indicativo de dónde se está dando la hemorragia.
Además, la gravedad de la hemorragia rectal se clasifica de la siguiente manera.