Los adolescentes de hoy, en su gran mayoría, se han vuelto sedentarios. Llamado incluso como la generación F, en alusión a Flojera, nuestros jóvenes han sucumbido ante las comodidades de la vida moderna y prácticamente todo lo hacen sentados o acostados.
Sabiendo que el ejercicio es vital para la buena salud física y para envejecer saludable, cabe preguntarse ¿cómo envejecerá esta generación signada por el sedentarismo?
Una investigación recientemente realizada sugiere que el adolescente promedio en Estados Unidos, no es más activo que una persona de 60 años.
A esta conclusión llegaron los investigadores tras analizar los datos de más de 12.500 personas de varias edades.
Entre los hallazgos del estudio, posiblemente el que más sorprenda sea que los niveles de actividad física entre los niños y adolescentes hoy día son más bajos de lo que se pensaba anteriormente.
Y por supuesto, no alcanzaban el mínimo de 60 minutos diarios de actividad moderada (o intensa), que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda para los niños y adolescentes de 5 a 17 años.
Según esta investigación realizada por la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore, no cumplen con esa directriz de la OMS más del 25% de los chicos y más del 50% de las chicas de 6 a 11 años.
La situación se agrava en un rango de edad superior, pues más del 50% de los varones y el 75% de las hembras de 12 a 19 años, tampoco cumplen con la normativa de la OMS.
El autor principal de este estudio, Vadim Zipunnikov, dijo que «los niveles de actividad al final de la adolescencia son alarmantemente bajos, y a los 19 años son comparables a los de las personas de 60 años».
Un dato relevante del estudio publicado en la revista Preventive Medicine es el relacionado con el comportamiento de los más jóvenes. Según revelan los investigadores, las horas en que más activos se encontraban los participantes del estudio, fueron entre las 2 y las 6 de la tarde.
Ante este hallazgo, los investigadores plantean la necesidad de fomentar la actividad física enfocándose en los momentos de menor actividad; como durante la mañana para los niños y los adolescentes.
«El objetivo de las campañas dirigidas a aumentar la actividad física se ha centrado en el aumento del ejercicio de mayor intensidad. Nuestro estudio sugiere que estos esfuerzos deberían tener en cuenta el momento del día; y también centrarse en el aumento de la actividad física de una intensidad más baja y la reducción de la inactividad», concluyó Zipunnikov.
Es decir que, por la salud futura de nuestros hijos, urge realizar cambios en su estilo de vida hoy, motivándolos a realizar cualquier actividad física por insignificante que parezca. ¿Qué tal comenzar por ir caminando a la escuela o dejar de utilizar el ascensor?
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