La elección de dejar de comer carne, o carne y lácteos, o no comer carne ni lácteos ni nada de producto animal, o de comer solo cosas crudas, puede tener muy diversas razones: nutrición, filosofía de vida, defensa de los derechos de los animales, ecología, ideología… Por eso la amplia variedad de denominaciones para estos distintos tipos de alimentación. Los dos más conocidos o comunes son el vegetarianismo y el veganismo.
Ovo-vegetarianismo: Las personas ovo-vegetarianas son aquellas que no consumen alimentos de origen animal a excepción de los huevos. Quienes siguen una dieta ovo-vegetariana suelen preferir alimentarse de huevos de corral, que provienen de gallinas que no están enjauladas. Como los huevos que se comen no están fecundados ni tienen por qué comportar un daño a las gallinas que los ponen, alimentarse de ellos es considerado por algunas personas menos inmoral que consumir leche.
Lacto-vegetarianismo: Los lacto-vegetarianos no comen carne pero sí productos lácteos como la leche, el queso, la manteca y el yogur.
Api-vegetarianismo: El api-vegetarianismo engloba a las personas vegetarianas que consumen miel. Como sucede con la producción de lácteos y huevos, la crianza de abejas para obtener su miel (apicultura) es vista como una forma de explotación animal por muchas personas.
Veganismo dietético: El veganismo dietético podría considerarse un subtipo de dieta vegetariana en la que se evitan todos los alimentos de origen animal. Los veganos dietéticos también son llamados “vegetarianos estrictos” ya que no comen huevos, miel ni lácteos.
Veganismo ético: Este tipo de veganismo incluye a quienes siguen una dieta vegana estricta y además rechazan la explotación animal de cualquier tipo para beneficio de los seres humanos, de modo que no compran productos que provengan de la utilización de los animales. Esto es frecuente en la fabricación de ropa, por ejemplo.
Veganismo ambiental: El veganismo ambiental se fundamenta en el hecho de que la industria animal es insostenible y dañina para el medio ambiente: se calcula que entre el 18 y el 51% de la contaminación total proviene de la ganadería, particularmente de la de vacuno. No obstante el impacto de los cultivos en la tierra y en la deforestación también puede ser muy potente, por lo que el vegetarianismo no siempre es poco lesivo para el entorno. Por lo que a la hora de consumir vegetales, cereales y legumbres, si lo que se quiere es promover un consumo de productos sustentables, es necesario comprar a productores orgánicos o fairetrade para asegurarse de no estar aportando a un desgaste de los recursos naturales del planeta.
Crudi-veganismo: El crudi-veganismo excluye de la dieta la comida de origen animal y la que se cocina a una temperatura superior a los 40-48º aproximadamente. Las personas crudi-veganas sostienen que cocinar los alimentos reduce su valor nutritivo y que este tipo de dieta es el más beneficioso para la salud.
Frugivorismo o frutarianismo: La dieta frugívora consiste únicamente de partes de plantas que pueden ser recolectadas sin dañarla, como los frutos y las semillas. Se considera un tipo de veganismo y los productos concretos permitidos pueden variar según la persona.
Como verán existen muchas etiquetas, muchas casillas en las que ubicarnos. En la realidad uno puede ir fluctuando y variando entre los distintos tipos de vegetarianismo y veganismo por variaciones en las creencias, las posibilidades de realizarla, la dificultad, etc. Hoy por suerte existen muchas más opciones para quienes elegimos alguna de estas dietas, así que a disfrutar de nuestro alimento.