Comer todos los días unos pocos vegetales crudos tiene muchos beneficios para el organismo. Se estimulan las funciones del hígado y los riñones, se fortalece el sistema inmunitario y se previene el estreñimiento. Pero, además, para los sentidos es una alegría porque se puede apreciar el color original de los vegetales, el sonido crujiente al morderlos, su aroma…
El mejor momento para ingerir las “crudités”, -mezcla de verduras y hortalizas crudas-” es al principio de la comida, pues estimulan el apetito y preparan al organismo a tener una mejor digestión.
Son ricos en potasio, -mineral muy importante para el sistema muscular y el corazón- con el que prevenimos la hipertensión y la hinchazón de vientre y piernas provocada por la retención de líquidos.
Tienen propiedades desintoxicantes y estimulan la función hepática, especialmente todos aquellos que tienen cierto gusto amargo y picante como las hojas de diente de león, los berros, la escarola, los rábanos, las endivias, los corazones de alcachofas cortados en láminas finas.
Al comerlas crudas su punto fuerte es su gran contenido en vitaminas, minerales, oligoelementos y nutrientes como la clorofila, los bioflavonoides y los carotenos, que pueden regular nuestro sistema inmunitario y nos ayudan a fortalecerlo.
Si duda entre el pimiento rojo y el pimiento verde, sepa que el rojo tiene el doble de vitamina C que el verde. Como norma general, a cuanto más color, más vitaminas.
Algunas personas no soportan bien la fibra de las verduras crudas. Por esta razón, es conveniente que cada cual vea cuales le sienta mejor. En todos los casos es muy importante la masticación. Si se hace bien, el alimento entra en el estómago en forma de pasta homogénea y se facilita la digestión.
Por su contenido en fibra soluble y no modificada por efecto de la cocción controlan, además, el colesterol y alejan el estreñimiento
El tener que masticar más tiene también otras ventajas. Nos obliga a realizar un auto-masaje en las encías, evitando las fermentaciones que provocan el mal aliento.
Para que no pierdan propiedades es conveniente prepararlas en el momento de consumir. El efecto saludable puede reforzarse todavía más aliñando con aceite de oliva extra virgen (en lo posible) pues es la única grasa capaz de bajar el colesterol malo y aumentar el bueno.
Lo interesante de comer todos los días unos pocos vegetales crudos es su posibilidad de ir variando y combinando para que no cansen, a la vez que ayudamos con pocas mezclas que sus nutrientes sean absorbidos mejor.
Hay muchos vegetales que se pueden consumir crudos: todo tipo de hojas de lechuga, cebolla, pimiento, pepino, apio, zanahorias, tomate, perejil, rábanos, hojas tiernas de col, lombarda y espinacas, los corazones de las alcachofas tiernas, los champiñones laminados ....
Sin embargo, las habas, las berenjenas y patatas no se deben nunca consumir crudas.
Sea cual se la combinación que se haga, algunos vegetales crudos deberían estar presentes en casi todas las combinaciones