17 Feb
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La fitoterapia es la primera medicina que conoció el hombre, y de hecho la más experimentada, puesto que antes de los compuestos químicos aparecidos en el último siglo, los fitofármacos y sus principios activos eran el único medicamento que conocía el hombre para recuperar la salud y para prevenir posibles enfermedades. A pesar de que la era química ha ido relegando a un segundo plano la medicina natural y la fitoterapia, habiendo llegado la industria farmacéutica a monopolizar la medicina  oficial, lo cierto es que las plantas medicinales están infinitamente más testadas y probadas en los seres humanos a lo largo de la historia que los medicamentos farmacéuticos con los que tan seguros nos sentimos.

No obstante, el hecho de que lleve a sus espaldas una gran trayectoria empírica, no la convierte en una práctica exenta de riesgos, puesto que, al igual que cualquier medicamento, los principios activos de las plantas son compuestos químicos que interactúan con nuestra propia química interna y su uso requiere un gran conocimiento para no provocar un desequilibrio en nuestro organismo.

Fitoterapia y medicamentos convencionales

En realidad, un fitofármaco no es tan diferente de un fármaco convencional. De hecho, casi todos los medicamentos que nos receta nuestro médico tradicional contienen los mismos principios activos que encontramos en las plantas medicinales. La diferencia radica en que los medicamentos sintéticos contienen principios activos que han sido aislados y creados en un laboratorio, mientras que las plantas contienen esos mismos principios activos de manera natural, co-actuando con otras sustancias también presentes en la planta que, de hecho, muchas veces funcionan en sinergia potenciando sus efectos.

Una de las características más extraordinarias de las plantas medicinales es que muchos de sus elementos químicos naturales no se conocen, es decir, el ser humano sabe que contienen ciertos principios activos que actúan con otros elementos, muchos de ellos desconocidos, y que es precisamente esa sinergia entre numerosas sustancias lo que les proporciona su capacidad terapéutica. Cuando el hombre lo aísla y lo crea en un laboratorio, tiene la capacidad de aumentar la dosis y conseguir así más fuerza en la función del principio activo, pero al mismo tiempo altera las reglas naturales, ya que muchas veces, esos elementos desconocidos juegan un papel importante a la hora de contrarrestar efectos, protegernos, y funcionar en perfecta sinergia con la energía vital y el equilibrio de nuestro organismo.

Para qué sirve la fitoterapia

La fitoterapia es una rama de la medicina natural que utiliza los extractos de plantas medicinales para mantener la salud, así como para prevenir y curar enfermedades. El gran laboratorio natural nos ofrece una gran variedad de plantas medicinales que se utilizan desde tiempos remotos para mejorar el estado de la salud y para curar todo tipo de enfermedades. De hecho, se cree que alrededor de todo el mundo se utilizan hasta 25.000 plantas medicinales con fines terapéuticos. Por supuesto, los diferentes principios activos actúan de manera específica sobre el organismo, pero no debemos olvidar que los extractos vegetales son sustancias muy concentradas con infinidad de elementos químicos naturales cuya sinergia, en general, proporciona al organismo herramientas para que él solo restablezca su equilibrio interno.

Dependiendo de la aplicación, la extracción y el tipo de planta, se utilizan distintas partes como las hojas, el tallo, los frutos, flores, raíces, etc.

Cómo practicar la fitoterapia

La manera más sencilla y cómoda de aplicar la fitoterapia es acudir a un profesional especializado que nos diagnostique y nos indique las dosis apropiadas en relación a nuestra dolencia, o cómo pueden esos principios activos interferir con otros medicamentos que estemos tomando.

Sin embargo, una de las doctrinas de la medicina natural establece es que es el propio organismo quien ha de regenerarse y curarse, por lo que, en cualquier caso, siempre es aconsejable implicarse personalmente en el proceso de curación. Y no hay mejor manera de implicarse que conocer en profundidad las funciones de nuestro organismo y el efecto que en él tienen los principios activos de las plantas medicinales. Es decir, nuestro consejo es que, aunque visites a un especialista, trates de estar lo más informado posible para participar en el proceso curativo de una manera responsable.

Por otra parte, si decides investigar y profundizar en el apasionante tema de las plantas medicinales y aplicar tus propios remedios naturales ante enfermedades o dolencias habituales que no reporten gravedad, como gripe, estrés, acidez, insomnio, malas digestiones, etc, recuerda que el hecho de que algo sea natural no lo convierte en seguro o inocuo, y que cualquier cantidad elevada de sustancias químicas naturales en nuestro organismo puede causarnos problemas o desequilibrar nuestra bioquímica interna, por lo que, cuando vayas a autotrarte, recuerda lo necesario que es estar muy informado sobre dosis, efectos y contraindicaciones de cada planta.

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