El ácido butírico tiene un efecto inmunomodulador y antiinflamatorio por ser un equilibrador del ecosistema intestinal. Es un nutriente importante para la flora denominada “buena” que está íntimamente imbricada con nuestra salud intestinal y global.
El ácido butírico o butanóico es un ácido graso saturado de cadena abierta, que contiene cuatro carbonos. Es un ácido graso de cadena corta (AGCC) producido por la fermentación bacteriana de la fibra a nivel colónico, que junto con otros AGCC son claves para conectar la fibra dietética y la microbiota intestinal con la salud tanto intestinal como sistémica (1).
El butirato podemos considerarlo como el nexo entre la fibra dietética, la flora intestinal y los beneficios que estas aportan para la homeostasis intestinal. El ácido butírico el AGCC con mayores efectos beneficiosos para la salud intestinal.
Los mecanismos moleculares implicados en los efectos protectores de los AGCC como el butirato a nivel del colon resultan difícil de estudiar, por la compleja maraña de señalizaciones y moléculas implicadas, que junto con las interacciones cruzadas que se producen en un ecosistema tan complejo dificultan su comprensión (2).
El efecto más estudiado del butirato y el propionato (ambos AGCC) son sus efectos sobre las histonas desacetilasas (HDAC), (también actúa sobre los receptores acoplados a proteínas G, entre otros efectos). Este efecto es principalmente inhibidor de la actividad de estas enzimas. Muchos estudios demuestran una correlación positiva en la capacidad del butirato en la inhibición de las HDAC, inducción de la apoptosis y/o la detección del ciclo celular en células de cáncer de colon (3).
Se ha estimado que entre el 60-70% de las necesidades energéticas del epitelio intestinal colónico, así como el 5-15% de las calorías totales necesarias para los seres humanos derivan de los AGCC (4).
El ácido butírico tiene diversos beneficios sobre la salud humana, entre ellos contamos con:
Los AGCC tienen efecto anorexígeno por medio de la secreción de PYY y GLP-1, con aumento de la sensibilidad a la insulina y del gasto energético (5). Además, reducen los niveles de AMPc en adipocitos y aumenta la expresión de leptina (6).
Múltiples estudios han demostrado la capacidad potencial del ácido butírico para combatir el cáncer, especialmente el cáncer de colon. De hecho, ha demostrado tener la capacidad de ‘modificar la arquitectura nuclear’ e inducir la muerte de las células cancerosas del colon. Esta es probablemente una gran razón por la que el aumento de la ingesta de fibra se ha relacionado con menos cáncer de colon, ya que una mayor ingesta de fibra puede equivaler a una mayor producción ácido butírico presente en el colon. Además, según los estudios epidemiológicos, el consumo de fibra dietética se asocia con un riesgo menor de carcinogénesis en la mama, la próstata y otros órganos. Posiblemente, esto es debido a la interacción con los receptores de AGCC extraintestinales (1).
Las bacterias productoras de ácido butírico se ven disminuidas significativamente en pacientes que sufren de síndrome de intestino irritable (SII), junto con una reducción de bacterias productoras de metano, pudiendo contribuir al incremento de flatulencias y malestar digestivo (9). Esto se enlaza con un estudio en el que se complementa, con butirato de sodio, a un grupo de experimentación, respecto al control que recibió el tratamiento estándar (trimebutina y mebeverina), durante 6 semanas. En las conclusiones se destacó la reducción de los síntomas como el dolor, flatulencias, trastornos de la evacuación y otros síntomas asociados al SII en el grupo de butirato de sodio, además de una mejora en la valoración subjetiva de la calidad de vida (10).
Gracias al efecto antiinflamatorio e inmunomodulador del butirato, puede ser útil en los pacientes que sufren de enfermedad inflamatoria intestinal (EII) como la enfermedad de Crohn (EC). En el caso de los pacientes afectados de E. Crohn se puede recomendar el consumo de ácido butírico como complemento para reducir los efectos de la fibra en estos pacientes, que en muchas ocasiones no la pueden tolerar, por tener una mucosa intestinal muy sensible.
Son múltiples los estudios en los que se demuestra el efecto de los AGCC sobre la sensibilidad a la insulina, de modo que su consumo favorece el manejo y control de la glucemia, reduciendo la resistencia a la insulina.
Los estudios desvelan que el butirato puede actuar como agente antiinflamatorio, por medio de la inhibición de citocinas proinflamatorias IFN-y, TNF-a, IL-1beta, IL.6, IL-8, mientras que la IL-10 y TGF-beta se regulan al alza (7). El mecanismo subyacente del efecto antiinflamatorio se debe, en parte, a la capacidad del butirato de inhibir el factor de transcripción NF-kB factor implicado en los fenómenos inflamatorios, proteínas de fase aguda, moléculas de adhesión, factores de crecimiento, entre otros (8). Diversos estudios han demostrado las amplias propiedades antiinflamatorias del ácido butírico. Se cree que la BTA no solo puede ayudar a las afecciones inflamatorias, sino que también podría tener una función útil para controlar las respuestas inmunitarias, como se ha mencionado en los puntos anteriores.
Se ha demostrado que una mayor ingesta de alimentos altamente procesados, bajos en fibra y ricos en azúcares disminuye los niveles de producción de butirato en el intestino grueso. Si queremos incrementar nuestros niveles de butirato debemos realizar una dieta equilibrada, con la que se aporte la cantidad de fibra suficiente. El consumo de productos no procesados e integrales debe ser mayoritario.
Complementar con ácido butírico podría ser una buena idea si no puedes obtener suficiente a través de la dieta o en los casos en los que el aporte de fibra produzca molestias significativas, como puede suceder con los pacientes que padecen de EII.
De todos los principios inmediatos las bacterias intestinales son capaces de producir ácido butírico y otros AGCC, pero la mejor fuente son las de hidratos de carbono integrales, gracias a sus mayores niveles de fibra.
Entre los alimentos con mayor capacidad de producir ácido butírico tenemos:
Con una dieta equilibrada y saludable es fácil obtener las fuentes suficientes de ácido butírico, pero en la actualidad por el consumo de productos refinados y ultraprocesados estas fuentes naturales de fibra están desapareciendo y, junto con el cambio de la flora intestinal, también debida al empeoramiento de la dieta, nos conduce a una mucosa intestinal que se desequilibra con facilidad.
Fundación René Quinton
Bibliografía:
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Ganapathy V, Thangaraju M, Prasad PD, Martin PM, Singh N. Transportadores y receptores de ácidos grasos de cadena corta como enlace molecular entre las bacterias del colon y el huésped. Opinión actual en farmacología. 2013.
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De Vadder F, Kovatcheva-Datchary P, Goncalves D, Vinera J, Zitoun C, Duchampt A, Backhed F, Mithieux G. Los metabolitos generados por microbiota promueven beneficios metabólicos a través de los circuitos neuronales intestino-cerebro . Cell 2014; 156 : 84–96.
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