El síndrome de Capgras o ilusión de Sosias es un trastorno neuropsiquiátrico que afecta a la capacidad de identificación del paciente. Este cree que una persona, generalmente un familiar, es reemplazado por un impostor idéntico a esa persona (en algunos casos, incluso con mascotas).
En general, se está de acuerdo con que el síndrome de Capgras tiene una base compleja y orgánica [y se puede entender mejor al examinar el daño neuroanatómico asociado con el síndrome].
El Síndrome de Capgras es un síndrome poco común que afecta a 3 mujeres por cada 2 hombres y debe su nombre al psiquiatra francés Joseph Capgras, que fue el primero en describirlo en 1923.
El síndrome de Capgras es lo que se conoce como un trastorno delirante de identificación errónea. Se trata de una enfermedad especular de la prosopagnosia en la que los pacientes no reconocen los rostros de las personas, muchas veces ni siquiera el suyo propio, pero sí que se detecta un reconocimiento inconsciente al realizar ciertas exploraciones. En ocasiones la idea delirante de sustitución no recae sobre personas sino sobre animales domésticos o incluso objetos.
El reconocimiento facial radica en áreas cerebrales localizadas en la zona temporal, occipital y parte del sistema límbico. En la zona inferotemporal (giro fusiforme) se da el reconocimiento facial y se cree que puede haber una falta de conexión entre este reconocimiento facial y las emociones que un rostro conocido provocan. Emociones que se creen controladas por la amígdala, una región localizada en el interior de la región temporal del cerebro. Si esta conexión no se da, el paciente puede reconocer el rostro de alguien pero no asocia emoción alguna a la visión de un rostro conocido, es decir, lo reconocen de manera consciente o visual pero no de forma inconsciente o emocional.
Pese a que hay un componente psiquiátrico, dado que se ve con frecuencia en pacientes diagnosticados de esquizofrenia paranoide, se ha visto que en muchos casos existe una afectación cerebral que puede explicar los síntomas de este síndrome en pacientes que han padecido lesiones cerebrales o se ven afectos de algún tipo de demencia. Este síndrome se ha visto en pacientes con demencias avanzadas, lesiones cerebrales por traumatismos, accidentes vasculares cerebrales (AVC) o en pacientes con esquizofrenia paranoide u otros trastornos psicóticos. En ocasiones se ha visto en pacientes con diabetes mellitus, hipotiroidismo o migrañas crónicas, así como en personas que han consumido ketamina, una droga ilegal.
Las personas que desarrollan este síndrome pueden experimentar, de un día para otros, los siguientes síntomas:
El diagnóstico se basará en la explicación de la ideación delirante que haga el paciente. Es necesario descartar el consumo de tóxicos como la ketamina y hacer una buena anamnesis en busca de antecedentes psiquiátricos, traumatismos craneales, lesiones cerebrales o signos de demencia. Así mismo, es necesaria una correcta exploración neurológica y un estudio de imagen a nivel cerebral mediante tomografía axial computadorizada (TAC) y resonancia magnética nuclear (RMN). No sería descabellado realizar también un electroencefalograma (EEG) para descartar posibles focos de afectación cerebral.
En caso de presentar una lesión subyacente tributaria de ser tratada, como un hematoma cerebral o una neoplasia, se intentará abordar el tratamiento más conservador posible por parte de neurólogos y neurocirujanos. En casos de demencia o bien trastorno esquizofrénico puede dar buenos resultados el uso de fármacos antipsicóticos. La terapia cognitiva puede ser una buena herramienta a medio plazo para hacer más llevadera y menos cargada de ansiedad la vida de estos pacientes.
No existen medidas específicas para prevenir el síndrome de Capgras. En caso de presentar ideas delirantes como las anteriormente descritas es importante ponerse cuanto antes en manos de un especialista.