16 Dec
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El álamo temblón es un árbol caducifolio que recibe este nombre porque sus hojas se mueven temblorosas al menor soplo de viento. Existe una enorme relación entre el “carácter” de la planta con el elixir floral obtenido de ella.

Esta esencia pertenece a las 19 últimas que, además de incluir árboles, son más espiritualizadas, por lo tanto, trata situaciones muy sutiles que, a veces, son difíciles de diagnosticar, pues se pueden “esconder” detrás de otras características.

La persona que necesita esta esencia tiene sensaciones vagas, difusas, cree que va a ocurrir algo: una desgracia, tiene miedo a la noche, a ataques o invasiones “del más allá”: fantasmas, etc… Cree que tiene mal de ojo o algún maleficio. Es muy buen protector a nivel energético.

La persona, al sentir un cierto miedo inexplicable, puede llegar a desarrollar una fuerte ansiedad. Da muy buen resultado cuando se han utilizado las características flores para la ansiedad sin solución. También se consiguen bastantes mejoras en temblores generalizados (pudiendo ser una reacción de ese miedo difuso).

Muy útil en pesadillas y sueños inquietantes o sensaciones extrañas, miedo al irse a dormir.

Y, como el dormir es una pequeña muerte, directamente, es una de las flores fundamentales para un moribundo: le ayuda a conciliar mejor el tránsito hacia el otro mundo.

La cualidad que aporta Aspen es un estado de paz, seguridad e intrepidez.

Como dijo el doctor Bach: “una vez que llegamos a esta comprobación (…) estamos más allá de todo excepto de la alegría de vivir, la alegría de morir y la alegría de nuestra inmortalidad (…) podemos caminar por ese sendero a través de cualquier peligro o cualquier dificultad, sin miedo”.

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