Los depredadores emocionales sienten la necesidad de la admiración, el deseo, y una fuerte ansia de éxito y poder. Harán cualquier cosa para absorber la energía de la víctima con tal de colmar sus objetivos y conseguir placeres, sin escrúpulos. Han perdido la conexión con sus emociones y desprecian descaradamente a la víctima. Los vampiros emocionales tienen como característica común que son sumamente egocéntricos y narcisistas.
“… y un día me di cuenta de que algo no iba bien. Me encontraba extremadamente agotado, falto de energía. Durante la siguiente semana me realicé todo tipo de chequeos, pero todo en cuanto a lo físico se trataba, se encontraba en orden. Yo seguía sintiéndome mal, fatigado, como si cargara con una losa de hormigón a mis espaldas.
Mi pareja, familiares y amigos me decían que seguramente fuera consecuencia del estrés, que trabajaba mucho y que tenía que relajarme; pero, algo en mí me decía que lo que me pasaba no era solo estrés por el trabajo, sino que algo se estaba haciendo dueño de mí, me estaba quitando mi energía, estaba siendo totalmente absorbido por estos depredadores emocionales.
Este “estrés” que comentaban mis allegados me estaba generando cierta ansiedad, y empecé a sentir la necesidad de estar solo, todo lo que me rodeaba me provocaba un sentimiento de salir corriendo (victima total de depredadores emocionales). Tenía la sensación de que me estaba volviendo loco y decidí acudir a un especialista con la esperanza de entre los dos buscar una solución… en mi cabeza continuamente estaba saltando la alarma de “low battery”. Estaba siendo victima de un depredador emocional.En la cita con el especialista me explaye en cuanto a mi vida se trataba, le conté con todo detalle mi relación de pareja, mi situación personal, el tipo de personas con los que mantenía amistad, etc. Nada más acabar la historia de mi vida, el especialista tenía claro qué es lo que me pasaba, pero lejos de decirme “te pasa esto”, me recomendó leer un libro de Albert J. Bernstein, titulado “vampiros emocionales”, y me citó en 15 días para volver a hablar de mi situación…”
Como buen pupilo comencé a leer el libro y lo primero que me llamo la atención fue: “las personas que se alimentan de la energía de los demás suelen recurrir a la manipulación emocional para lograr sus objetivos. Son personas con “muy poca empatía”, son tremendamente egoístas y no son capaces de ponerse ni un segundo en el lugar del otro. Estas personas nos desgastan a golpe de pesimismo, inmadurez o egoísmo”.
¿El especialista me quería decir que lo que me pasa es que gente de mi alrededor me están absorbiendo la energía, que estaba siendo absorbido por estos depredadores emocionales? Lo que me quedaba a partir de ahora era ir descubriendo quiénes podían ser esos pequeños vampiros, saber cómo actúan y qué hacer, así que me puse manos a la obra y comencé a descifrar las pistas que el libro me iba dando.
Suelen ser tacaños, egocéntricos y narcisistas. Son gente muy cercana, necesitan de la existencia de una relación emocional que les ayude a manipular a la víctima y sea complicado descubrirlos.
En un comienzo nos hipnotizan ofreciendo confianza, una ayuda altruista, derrochan amor, nos dan confianza, comprensión y respeto, vamos, toda aquella característica que hace que la relación con esa persona sea ideal. Pero por desgracia, están enmascarando su verdadera personalidad, cuya característica principal es la inmadurez.
Se comportan como compañeros maravillosos, grandes trabajadores pero en el momento en que nuestras necesidades no coincidan con los suyos, se convierten en auténticos niños egoístas (“lo quiero ahora”, “si no me salgo con la mía, me da una rabieta”), volviéndose víctimas y haciéndote sentir culpable. Una de sus reglas es “no es mi culpa, jamás lo será, y además te aprovechas de mí de forma injusta”.
Una vez conquistada la presa, el vampiro se va relajando y consigue que la víctima se dedique a intentar devolver ese derroche de cariño y dulzura que ha recibido, haciéndole múltiples regalos, intentando comprar su cariño. La victima queda cautivada con las habilidades del vampiro, ahora ya vive a su merced.
Existen diferentes caracteres de depredadores emocionales, de los cuales yo seleccioné estos cinco como perfiles que se podrían ajustar a gente tóxica cercana a mí:
Los negativos: los que te agotan por el hecho de tener que estar cada segundo que estas con ellos levantándoles el ánimo y haciéndoles ver que el mundo no siempre es negro, que en la paleta de colores también existe el gris.
Los paranoicos: este tipo de depredador emocional creen en lo que dicen. Os protegerán, mimarán y hasta pueden iluminar vuestras vidas. Todo a cambio de lealtad absoluta, con ellos es o todo o nada. Cuando la gente se acopla, son generosos y derrochadores de amor, pero siempre piensan que puede existir una traición y si la perciben, atacarán sin contemplaciones. Tienen relación con los celosos, ya que esta forma de actuar dan lugar a los celos paranoicos, y sus rabietas pueden llegar a ser un arte dramático rodeado de lágrimas, explicaciones, sermones, razonamientos, preguntas celosas…
Los débiles: constantemente necesitan de tu apoyo, de tus consejos, casi casi, que pienses por ellos. Necesitan que seas su salvador, mientras tanto ellos tranquilos a sabiendas que no son responsables de sí mismo.
Chantajista emocional: Disfrutan manipulando y desestabilizando las emociones de las víctimas. Juega a ser tu amigo, tu amante y alma gemela, pero su único objetivo es controlar tu autoestima y conseguir lo que desea.
Celosos: Tienen tanto miedo a perder a la persona de la que se sienten tan dependientes y que consideran de su propiedad, que acaban por estar obsesionados por el control. Manifiestan comportamientos obsesivos de hipervigilancia y pensamientos de desconfianza ilógica.
Hasta aquí había conseguido descifrar a quienes podría considerar mis depredadores emocionales por su forma de actuar.
Me di cuenta de que… ¡vivía en la comunidad de Drácula! Tenía claro que algo tenía que hacer para deshacerme de ellos.
Me alarmaron estas palabras que leí: “y aquí comienza el proceso de anulación…”, además, a esto habría que añadir ese sentimiento de vacío interior, de sentirme sin energía, pero entonces …
Una vez reconocidas y categorizadas a estos depredadores emocionales que te absorben la energía, lo ideal sería analizar por qué esa persona tiene ese efecto sobre ti. Estudiar el veneno que ayuda a formular el antídoto.
La solución para sanarte, sin duda, es alejarte, muchas veces la costumbres nos atan a relaciones amistosas, laborales o sentimentales tóxicas que nos absorben emocionalmente y que no somos capaces de reconocer. Hemos de decidir si nos conviene seguir en este entorno negativo e inmunizarnos, o bien plantearnos un cambio de ambiente radical siempre buscando el bien de uno mismo, puesto que con el paso del tiempo, esta falta de energía constante nos puede pasar factura en modo de enfermedades. Tú decides.
Después de este análisis, me he convencido de que no estoy loco, que sí tengo un problema y es que vivo rodeado de depredadores emocionales que se dedican a drenar mi energía. La semana que viene lo comentaré con el especialista, pero desde este mismo instante siento que la alarma que saltaba en mi cabeza de “low battery” ha pasado a estado “loading battery” y comienzo de nuevo a buscar el sentido de la vida.