En el artículo anterior dimos un pequeño resumen de lo que consiste este tipo de abuso el cual por ser más intimo y discreto no deja marcas físicas y es difícil de reconocer, incluso por sus víctimas. Según el autor la palabra gaslighting hace referencia a diversas técnicas de “lavado de cerebro”, cuyo objetivo es destruir el sistema de creencias de sus víctimas para remplazarlo por otro. Pero, en ningún caso, intenta volver locas a sus víctimas.
Este término comenzó a usarse a partir de una obra de teatro de Patrick Hamilton del año 1938 ‘Gas Light’, la historia se trataba de un marido que intentaba convencer a su esposa y a otras personas de que ella estaba loca y le movía y cambiaba las cosas insistiendo que está equivocada, haciendo sentir a la persona que está delirando. Este tipo de comportamiento es emocionalmente y psicológicamente abusivo. En el caso de que te este sucediendo algo así deberás pedir ayuda a un terapeuta floral y así poder retirarte de la situación problemática.
Esta obra de teatro fue adaptada para el cine en múltiples versiones. Una de ellas fue la película Gaslight (“Luz que agoniza” en su versión española) de 1944 y que está protagonizada por Ingrid Bergman y Charles Boyer.
El gaslighting es una forma de abuso habitual, utilizada sobre todo por personas narcisistas, psicópatas y sociópatas. Este tipo de manipulación está presente en muchos tipos de relaciones, ya sean sentimentales o entre familiares. De hecho, es una de las formas de abuso utilizadas en los casos de acoso (bullying) en los colegios. Este abuso psicológico es muy grave puesto que puede causar síndrome de estrés postraumático en las víctimas.
Ante diferentes situaciones las personas podemos sentir diferentes percepciones, podemos estar o no de acuerdo con las percepciones, pero esto no es acoso ni gaslighting. El gaslighting se emplea a propósito para que la persona que lo está haciendo salga beneficiada y provocarle un daño importante.
Por más leve o sutil que pueda parecer este tipo de manipulación no debemos permitirlo, para actuar en estas situaciones debes prestar atención, analizar que partes no te cuadran de la situación. Ten en cuenta siempre que el proceso de la comunicación no es un juego en el que hay que no hay que esforzarse por entender todo lo que dicen las otras personas, si entre dos personas no se entiende el mensaje puede ser responsabilidad de ambas partes.
No es buenos buscar la aprobación de las otras personas, hay que resistir la tentación de convencer al otro para buscar aprobación, en vez de eso es bueno decir cuando uno no está de acuerdo con algunas situaciones, esto no significa que se debe discutir sino que es solo dejar los puntos de vista claros.
El principal problema a la hora de evitar el abuso psicológico por gaslighting es la manera en la que se da. Es un proceso lento y gradual, que va acabando con la autoestima de la víctima poco a poco hasta llegar al punto de quien lo padece, tiene grandes dificultades para identificar esa manipulación.
Quienes padecen gaslighting en un grado muy extremo, creen que el abusador es la única persona que actúa correctamente y que les hace el bien, el único en el que pueden confiar. Situación de la que éste se aprovecha, para seguir aumentando su poder mientras continúa menoscabando el amor propio de quien padece los abusos.
Cualquier persona es susceptible de sufrir gaslighting y como ya recogí en la introducción, es una técnica de maltrato psicológico bastante habitual. A pesar de la dificultad para identificarlo cuando se está sufriendo, existen formas de evitarlo. Aquí te dejo algunos recomendaciones para que estés alerta ante las estrategias utilizadas por estos abusadores. Recuerda que un Terapeuta Floral puede ayudarte a salir de esta situación:
La mejor defensa para evitar un abuso por gaslighting es tener tu propio juicio. Esto quiere decir, que si percibes que algo no está bien, probablemente no lo esté.
Quien te hace sentir mal no te quiere. Una pareja, un amigo o un familiar no te juzgan ni te recriminan, ya sea por tus características personales o por cómo actúas. Te quieren tal y como eres.
Debes ser fuerte en tu postura y hacerte fuerte ante los demás. Primero estás tú y quien realmente te quiere o te aprecia respetará tu espacio y tus decisiones.
Hazle ver a esa persona que eres consciente de sus comportamientos. En este punto, es necesario mostrarse fuerte y no dejar que el manipulador o manipuladora te culpe por su forma de actuar o cambie tu punto de vista.
Si finalmente, tras intentarlo todo, incluso haber hablado con esa persona, no consigues llevar una relación normal y sana con ella, huye de forma definitiva, antes de que pueda causarte más daños.