El síndrome de intestino permeable hace referencia a un incremento de la permeabilidad de la mucosa intestinal ante sustancias que pueden ser tóxicas y que no deberían serlo en circunstancias normales. En muchas ocasiones, esto es debido al efecto de una dieta desequilibrada, infecciones o fármacos, entre otros factores.
El síndrome de intestino permeable es la consecuencia de la alteración de la función de barrera del intestino frente a los agentes externos, como resultado de una alteración de la integridad de la mucosa, ya sea esta por desequilibrio del epitelio, de las secreciones intestinales, sistema inmune o de la microbiota intestinal.
Con el fin de valorar el grado de permeabilidad intestinal, se utiliza la determinación de una serie de proteínas en plasma, que indicarían que el intestino está permitiendo pasar moléculas que no debería, entre ellas tenemos la betalactoglobulina y la ovoalbúmina.
La importancia de la permeabilidad intestinal es tal que se está observando que en los casos de celiaquía es posible que estos pacientes estén predispuestos genéticamente a una mayor permeabilidad intestinal, pudiendo ser el origen de múltiples patologías (entre ellas la celiaquía).
En la actualidad, es difícil determinar el número de personas que pueden estar afectadas por este síndrome, pero se estima que más de un 20% de la población puede desarrollarlo a lo largo de su vida.
Una buena suplementación y alimentación equilibrada pueden reducir, e incluso regular, las alteraciones de la permeabilidad intestinal, gracias a los efectos antiinflamatorios, inmunomoduladores y sedantes de diferentes productos dietéticos y alimentos.Entre los productos estrella tenemos:
Complementar con un probiótico de alta calidad es absolutamente necesario para la salud intestinal, especialmente para las personas con signos de intestino permeable. Sin una solución probiótica viable, es prácticamente imposible reparar la permeabilidad intestinal.
Es muy importante saber cuáles son los diferentes tipos de cepas probióticas y por qué los beneficios de los probióticos experimentados con una cepa pueden ser completamente diferentes de los beneficios para la salud que se observan con otra cepa distinta.
Por ejemplo, existen ciertas cepas de probióticos que mejoran la función inmunológica, mientras que otras promueven la salud o el equilibrio hormonal. Siempre es mejor tomar cepas específicas según el beneficio que se precise en cada caso. Esto ayudará a maximizar los beneficios curativos naturales para cada necesidad. Por lo tanto, en lugar de adoptar un enfoque de tipo “multivitamínico” y llenar el organismo cuerpo con todo tipo de bacterias que quizás no necesite, es preferible ser selectivo y estratégico sobre las cepas a tomar.Al leer las etiquetas de los probióticos, hay que estar atento al género, la especie y la cepa. La etiqueta también debe indicar las UFC (unidades formadoras de colonias) que están presentes en el momento de la fabricación.
También es muy interesante una fórmula para el intestino permeable que contenga probióticos y además otros ingredientes que apoyen, mejoren y restauren la función intestinal.
La fibra es uno de los productos dietéticos que han ido desapareciendo a lo largo de las revoluciones industriales y tecnológicas. Es increíble cómo se ha podido eliminar de nuestra dieta un aporte tan esencial y útil en el cuidado y equilibrio de nuestra flora digestiva y nuestro bienestar sistémico.
La fibra es un excelente prebiótico necesario para el correcto metabolismo de nuestra microbiota intestinal. Además, es fundamental para el mantenimiento de las bacterias beneficiosas.La dieta debe ser rica en fibra o al menos, debemos consumir un mínimo de fibra diaria (30-40 gr fibra al día), siempre y cuando el paciente no padezca una patología intestinal inflamatoria, donde se deberá valorar de forma individual el aporte de fibra.
La fibra (prebiótico) junto con probióticos, así como simbióticos nos ofrece la oportunidad de poder mejorar nuestra función digestiva. La privación de fibra dietética, asociada a una microbiota alterada favorece el desarrollo de colitis letales por patógenos como Citrobacter rodentium (1).
Además de la fibra y las colonias bacterianas, es fundamental la producción de una cantidad de moco apropiada con sus características íntegras, ya que esta capa de moco y en concreto los polisacáridos que contiene, son una fuente energética para las bacterias intestinales (2).
Las enzimas digestivas son fundamentales para poder absorber los principios inmediatos. Existen diferentes enzimas digestivas dependiendo del principio inmediato a hidrolizar y posteriormente absorber.
La glutamina es un aminoácido no esencial muy abundante, debido a su implicación en diferentes procesos metabólicos, como son las desaminaciones (transaminaciones), transporte de nitrógeno, producción de amonio, metabolismo energético (ciclo de la glutamina), entre otros procesos.Tanto las células inmunes, los riñones, intestino, cerebro e hígado, utilizan la glutamina como fuente energética y metabólica, de forma que niveles reducidos de este aminoácido puede comprometer el buen funcionamiento de estos órganos. Las células inmunes como son los linfocitos, neutrófilos y macrófagos emplean la glutamina en situaciones de alto catabolismo en niveles superiores a la glucosa. Estas condiciones pueden ser: sepsis, quemaduras, desnutrición, cirugía…, o situaciones no patológicas como la realización de actividades deportivas de alta intensidad (3).
La glutamina es considerada el combustible por excelencia del sistema inmune, hasta el punto que niveles bajos de este aminoácido puede afectar a la correcta función inmunológica, incrementando en situaciones especiales el riesgo de mortalidad (4).
La glutamina para el intestino delgado y grueso es el sustrato energético por excelencia, superando a la glucosa cuantitativamente hablando, pero además puede ser útil para modular el entorno inflamatorio intestinal.
La regulación de la glutamina es importante para mantener la integridad del tejido intestinal, absorber los nutrientes de forma adecuada, así como prevenir o reducir el riesgo de translocación bacteriana (5).
Los minerales son fundamentales para cualquier función orgánica, ya que muchos de ellos no solo actúan como iones, sino que también intervienen como cofactores en múltiples funciones enzimáticas.
El selenio, zinc, magnesio…, son fundamentales para la correcta función inmune, el sodio, potasio y calcio son vitales para mantener el potencial de membrana y liberar el contenido de las células al intersticio, así como muchas otras funciones como el mantenimiento de la turgencia celular, de la correcta secreción de mucinas, etc… siendo de vital importancia mantener un buen aporte de electrolitos y elementos traza.
El agua de mar tiene múltiples beneficios sobre las funciones orgánicas. En el caso del intestino permeable, puede emplearse como coadyuvante gracias a sus efectos, entre ellos tenemos:
El agua de mar, de forma conjunta, favorece la capacidad regenerativa de la mucosa intestinal, favoreciendo la correcta función epitelial y potenciando su capacidad reparadora.
Fundación René Quinton
Bibliografía: