Estos son los principales alimentos para mantener fortalecido el sistema inmunológico:
Es saludable por distintas razones. Antiguamente se usaba para combatir las infecciones, porque es un eficaz antibacteriano, antiviral y antifúngico. Hace disminuir la presión sanguínea y retarda el endurecimiento de las arterias. Las propiedades inmunológicas del ajo se deben a su considerable concentración de compuestos de sulfuro como la alicina.
Previene los resfriados y combate la fiebre.
El ajo junto al limón son indispensables para prevenir la formación de lípidos dentro de las arterias, a ese enquistamiento se le denomina arteriosclerosis.
Fundamental en la limpieza de las válvulas cardíacas.
La vitamina E que contienen es clave para un sistema inmunológico saludable. Es una vitamina liposoluble, lo que significa que necesita grasa para absorberla de manera adecuada. Las almendras, así como nueces y otros frutos secos, tienen ambas cosas. Unas 46 almendras crudas con piel proveen casi el total de la dosis diaria recomendada de vitamina E.
Tiene un compuesto flavonoide denominado atocianina, que le da su color oscuro, con propiedades antioxidantes y protectoras. Son especialmente valiosos para el sistema de defensa del tracto respiratorio. Un estudio determinó que las personas que los consumían en cantidad eran menos propensas a tener infecciones respiratorias y resfriados.
En este grupo tenemos a la naranja, la mandarina, el limón, la lima y el pomelo, frutas que nos aportan vitamina C. Este nutriente nos ayuda a potenciar nuestro sistema inmune y a prevenir los catarros, así como a tener una recuperación más rápida y alivio ante los típicos síntomas del resfriado.
Contiene abundante beta caroteno, que a su vez aporta vitamina A, buena para la piel y que previene los daños provocados por los rayos ultravioleta. Tienen pocas calorías y una buena proporción de fibra.
Aporta numerosos minerales y vitaminas, entre las que destacan la A, C y E, además de antioxidantes y fibra. La mejor manera de obtener todos sus nutrientes es cocerlo lo mínimo posible o, mejor, tomarlo crudo.
El selenio, junto con las vitaminas B riboflavina y niacina, es uno de sus componentes básicos para aumentar las defensas. Son asimismo ricos en polisacáridos, unas moléculas con azúcar que disparan la función inmune.
Su secreto es la teobromina, que protege a los glóbulos blancos de los radicales libres. Estos son moléculas que el cuerpo produce al descomponer los alimentos que ingerimos o cuando entra en contacto con contaminantes y que contribuyen a que desarrollemos enfermedades. De todas formas no conviene pasarse de dosis, porque tiene muchas calorías y grasas saturadas. Contenido mínimo en CACAO 35%. (Contenido necesario para que este sea eficaz; 80–90%). A este se le denomina CHOCOLATE NEGRO ÁCIDO.
Es uno de los ingredientes básicos de muchos curris. Pero esta especia de color amarillo intenso y un tanto amarga se ha utilizado en muchas culturas como antiinflamatorio para los tratamientos de la artritis ósea y reumatoide. Recientes investigaciones han descubierto que las altas concentraciones de curcumina, lo que da a esta especia su color, puede ayudar a paliar los daños musculares provocados por el exceso de ejercicio.
La cúrcuma es uno de los alimentos con más poder anti cáncer.
La cúrcuma es un excelente antiinflamatorio para los tratamientos de la artritis.
Aunque tiene vitamina C, no es su principal propiedad. Se recomienda especialmente por sus antioxidantes y 1 carotenos, que incrementan la capacidad del sistema inmune para combatir infecciones. Favorecen la división celular y reparan el ADN. Hay que hervirlas muy poco para aprovechar de la mejor manera posible sus beneficios. No es tan conveniente completamente cruda, porque al hervirla aumenta su contenido de vitamina A y se permite a otros nutrientes desprenderse del ácido oxálico.
Es la parte más interna del grano de ese cereal y sus principales valores son el zinc y las vitaminas E y, especialmente, la B6. Según varios estudios, la deficiencia de esta última causaría una pobre respuesta del sistema inmunitario frente a las enfermedades. Añadirlo al yogur o batidos, e incluso a preparaciones con harina es una buena forma de mejorar la función inmune.
El extracto de esta fruta otoñal se ha mostrado eficaz para detener el crecimiento de bacterias como la E-coli, la salmonela, listeria entre otras, en ensayos de laboratorio. También se considera que algunos de sus componentes previenen el desarrollo de bacterias en la boca que derivan en el crecimiento de la placa dental y enfermedades de las encías.
Tiene además propiedades antivirales, que actúan frente a la gripe, el herpes y otros virus, favorece el crecimiento de la flora intestinal que contribuye a mejorar la función inmune.
La granada favorece el crecimiento de la flora intestinal que contribuye a mejorar la función inmune.
Es uno de los nutrientes a los que los orientales recurren cuando están enfermos. Combate inflamaciones, como las de garganta, y también es un paliativo contra las náuseas. Su regusto picante se debe al gingerol, un pariente de la capsaicina (que es lo que provoca que determinados pimientos piquen), que reduce los dolores crónicos.
Tiene propiedades que combaten el colesterol, según reciente estudios realizados con animales.
Las bacterias que desarrolla este fermentado son muy saludables, especialmente para el sistema inmunológico, porque combaten otras bacterias, reducen la inflamación y aumentan la actividad antioxidante.
Se puede aplicar a otros tipos de yogur, que tienen vitamina D, que estimula la producción de defensas naturales en el organismo. Es preferible tomar el que no tiene aromas ni azúcar añadidos.
Además de otros nutrientes necesarios para el organismo, contiene folato, potasio, vitamina K y C, que estimula a los glóbulos blancos a combatir las infecciones
Una sola pieza de esta fruta puede proporcionar el 224% de la cantidad de vitamina C que deberíamos ingerir a diario. También tiene unas potentes enzimas denominadas papaínas con efectos anti-inflamatorios.Aporta cantidades considerables de potasio, vitamina B y folato, muy recomendable para la salud en general.
Es una de las hortalizas más ricas en vitamina C. Dobla, por ejemplo, la de los cítricos. Otra importante aportación que hace al organismo son los beta carotenos, muy recomendados para la salud ocular y de la piel.
El fósforo y magnesio son sólo dos de sus componentes, además de vitamina B-6 y E, de un elevado poder antioxidante y esencial para mantener el sistema inmunológico. También lo tienen los aguacates y las verduras de hojas verdes.
Las pipas de girasol contienen altas dosis de fósforo y magnesio, además de vitamina B-6 y E
El potasio, la vitamina A y la C son sus credenciales como potenciador de la función inmune; pero tiene también vitamina B y glutatione que la favorecen.
Su contenido en flavonoides, un tipo de antioxidante, es importante, pero lo que lo convierte en realmente beneficioso es el epigallocatechin gallate (EGCG), un antioxidante aún más potente que mejora la función inmunológica.
El proceso de fermentación del té negro destruye buena parte de éste, por lo que es más conveniente el verde, sin fermentar.
Es también una buena fuente del aminoácido L-teanina, que contribuye a la producción de componentes de los glóbulos blancos que combaten los gérmenes.
Actualmente, la mala nutrición nos lleva a excesos y deficiencias, por lo que una oportuna suplementación se vuelve una forma práctica y efectiva de garantizar que se satisfagan las necesidades nutricionales para poder fortalecer el sistema inmunológico.
Por ello, debemos asegurarnos que, dentro de la suplementación para cuidar nuestro sistema inmunológico, estén presentes las vitaminas C, D y el zinc. El consumo de probióticos es igual de importante, ya que juega un papel fundamental en la salud intestinal y mantiene nuestras bacterias buenas mucho más activas, siendo éstas parte de la defensa del sistema inmunológico.
La Asociación Americana de Dietética (ADA) entre ótras como ABC & BBC y Diario Digital de RTVE. 2020, dan corroboración a los estudios científicos que aquí expongo.