Mucho se habla últimamente de la acrilamida presente en los alimentos por los daños y enfermedades que puede producir en la salud según las últimas investigaciones científicas. Por ello, lo primero que debemos saber es qué es la acrilamida y cómo se forma, en qué tipo de alimentos está presente la acrilamida, qué produce en la salud y cómo evitar el cáncer causado por acrilamida.
La acrilamida es una sustancia química que se produce de forma natural durante algunos procesos industriales. Los alimentos que contienen almidón (que son muchos) cuando son sometidos a las habituales altas temperaturas propias de numerosos procesos industriales, generan esta sustancia llamada acrilamida que, como luego veremos, resulta tóxica para el organismo.
La acrilamida se forma a partir de cierto tipo de hidratos de carbono y aminoácidos (proteínas) gracias a un proceso químico llamado “Reacción de Maillard” a través del cual los alimentos se ponen más oscuros o incluso cambian de sabor.
Cuando consumimos este tipo de productos (muy habituales en la alimentación industrial, es decir, en los supermercados comunes), la acrilamida es absorbida junto con los nutrientes y pasa al sistema circulatorio y con ello a todo el organismo produciendo devastadores efectos en la salud.
Es cierto que las investigaciones científicas sobre los efectos de la acrilamida todavía están en pañales, pues casi todas las pruebas se han realizado en animales y los estudios en humanos todavía son precarios.
Sin embargo, teniendo en cuenta las conclusiones de los estudios en animales y los efectos cancerígenos que se han detectado, lo más probable es que el efecto en los humanos (que consumimos muchas más sustancias químicas a la vez) sean aún peores. Más abajo te explicaremos el peligro de mezclar distintas sustancias químicas en los productos.
Según la Agencia Española de Seguridad y Consumo Alimentario y Nutrición, las investigaciones en ratones de laboratorio, se ha detectado que la acrilamida produce:
Los alimentos más susceptibles de generar acrilamida e intoxicar el cuerpo varía según las edades
Una de las cosas más importantes que debemos tener en cuenta si hemos empezado a tomar consciencia de nuestra alimentación y su relación con la salud, es que cuando comemos (o cuando usamos un producto de cualquier tipo) lo que entra en nuestro organismo es mucho más que el supuesto producto.
Tanto si compras una crema, como unas velas, como un simple filete de carne (sí, incluso un filete de carne) puedes leer en la etiqueta que el producto lleva infinidad de sustancias, muchas más de lo que pueda parecer a primera vista. Consulta la lista de ingredientes tóxicos en cosmética y la lista de los aditivos alimentarios más peligrosos.
Todo lo que consumimos, a nivel microscópico, está compuesto de multitud de sustancias químicas que interactúan con nuestro propio organismo que también, a nivel atómico, es un festín de reacciones químicas. Estas sustancias químicas presentes en los productos (sean naturales o sintéticas), interactúan entre sí, destruyendo o creando nuevas sustancias o potenciando su efecto.
Por lo tanto, es importante comprender que lo que estamos consumiendo es mucho más que los ingredientes que vienen en la etiqueta. Sorprendentemente, esta mezcla de sustancias con capacidad para interactuar, no es registrada en los estudios que la ley obliga a realizar al fabricante para saber el impacto en la salud, algo alarmante que no dejan de denunciar profesionales independientes en todo el mundo.
La acrilamida es un buen ejemplo de lo que ocurre cuando consumimos un producto con distintos componentes químicos que además, la mayoría de las veces en el mercado industrial no ecológico, hay que añadir los procesos industriales que todavía agravan más la situación, pues cualquier proceso supone una mutación química del estado original del producto.
Así, como decíamos, a partir de ciertos componentes como los azúcares (hidratos de carbono) o aminoácidos, cuando son sometidos a altas temperaturas, se genera esta sustancia extraña para nuestro cuerpo que causa, como hemos visto, que nuestras células se vuelvan locas y no sepan cómo comportarse hasta que terminan por mutar y reproducirse de manera anormal (que no es otra cosa que el cáncer).
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